La península de Nicoya está sufriendo cambios muy importantes asociados al ciclo sísmico. Uno de los cambios más dramáticos es el hundimiento (o aparente levantamiento relativo del nivel del mar) de toda la costa suroeste de la Península, desde playa Tamarindo hasta cabo Blanco. Por medio de Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) hemos registrado, desde 1991, hundimientos de la Península con velocidades que llegan a un máximo de 25 milímetros por año en la región central, entre playa Guiones y playa Carrillo. Dado que estas observaciones comenzaron en 1991, no sabemos cuándo comenzó esta subsidencia ni cuál es el valor total del hundimiento acumulado desde el último terremoto, en octubre de 1950.
En zonas de subducción –regiones donde una placa tectónica se introduce por debajo de otra– como nuestra región pacífica, la línea de costa debe verse como un límite dinámico directamente influenciado por el ciclo sísmico. Cuando ocurre un terremoto grande, el borde continental costero, cercano a la parte más superficial de la falla, se levanta. En el caso del terremoto del 5 de octubre de 1950, debajo de la Península y de magnitud 7,7, la costa suroeste se levantó hasta 1,5 metros, alejando la línea de marea más de 250 metros mar adentro en la región de playa Sámara y playa Carrillo. Efecto similar se observó con el terremoto del valle de La Estrella del 22 de abril de 1991. Cambios de algunos decímetros en el nivel de marea tienen impactos más fuertes en regiones con baja pendiente de playa.
Hundimiento costero. Después de un terremoto la región comienza nuevamente a acumular esfuerzos; la falla se bloquea y el desplazamiento de hundimiento de la placa oceánica se transfiere a la placa sobreyaciente. Esto genera el hundimiento de la costa. Este hundimiento se prolonga hasta la ocurrencia del próximo terremoto que cierra el ciclo sísmico. En la región de la península de Nicoya nos encontramos muy cerca del final del ciclo sísmico, por lo que las deformaciones (hundimientos) son máximas.
Como parte del Proyecto de Monitoreo de la Brecha Sísmica de Nicoya, que los suscritos desarrollamos en toda la península de Nicoya y sus alrededores, esfuerzo internacional, multiinstitucional y multidisciplinario, estamos utilizando instrumentación muy variada y sensible, pero las deformaciones corticales han llegado a niveles tan altos que ha sido posible, ya desde mediados de la década de 1990, observar estas deformaciones a simple vista. Esto es particularmente claro entre playa Guiones y playa Carrillo, donde el oleaje ahora rompe más adentro, erosionando las playas, derribando árboles y palmeras hasta de 40 años de edad, derribando cercas construidas en la década de 1970 y erosionando caminos costeros. En playa Guiones, según mapas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) anteriores a 1980, la playa era tan ancha que existía una pista de aterrizaje en partes que no eran cubiertas ni siquiera durante marea alta. La zona donde se encontraba esa pista está ahora sumergida, aun en marea baja. Gran cantidad de árboles y palmeras han caído por el efecto de las olas, los cuales nunca hubieran crecido en ese lugar si las olas rompieran siempre ahí. Inclusive cercas y postes de tendido eléctrico están siendo afectados. En la década de 1990, en Sámara hubo necesidad de construir una muralla de rocas para evitar la caída de palmeras por efecto del oleaje. En Playa Carrillo, la carretera costera nueva requirió cortar un segmento en la roca para evitar que fuera erosionada. Queda ahí como relicto en la playa el puente de concreto de la carretera antigua.
Legislación y demarcación. Dado que, como se indicó anteriormente, la línea de costa es un límite dinámico y cambiante, nuestra legislación y demarcación costera deberán modificarse profundamente para reflejar este nuevo conocimiento científico y evitar así tantas denuncias que se presentan por el delito de usurpación de bienes de dominio público por la presunta usurpación de parte del área pública de la zona marítimo-terrestre. De la misma forma como ahora pareciera haber usurpación en algunos lugares donde los mojones del Instituto Geográfico Nacional (IGN) han quedado muy cerca del nivel de marea alta por efectos de la subsidencia, después de ocurrido el próximo gran terremoto por debajo de la península de Nicoya, el levantamiento va a ser tal que muchos de esos mojones quedarán muy alejados de la línea de marea alta. Una demarcación posterior al terremoto, con los mismos criterios de la ley vigente, propiciará la invasión humana de zonas costeras que se hundirán al final del siguiente ciclo sísmico.
Lo anterior representa únicamente una descripción de lo que estamos observando como evidencia de la ocurrencia real de hundimientos importantes de la costa oeste de la península de Nicoya. Determinar si ha habido o no delito de usurpación de bienes de dominio público, por la presunta usurpación de parte del área pública de la zona marítimo-terrestre, requerirá una inspección en el lugar de cada sitio en particular.