Opinión

Los elocuentes silencios del discurso presidencial

La dimensión escénica del mandatario Rodrigo Chaves fue particularmente bombástica

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Los discursos presidenciales del 2 de mayo en la Asamblea Legislativa tienen naturaleza doble. Por un lado, cumplen un mandato constitucional que acompaña al informe de labores más extenso; por otro, son un ejercicio de retórica pública que trasciende la audiencia del recinto. En ambos casos, la índole visible de su contenido (llamémosla “ruido”) es recurrente: vestir, maquillar y perfumar acciones gubernamentales para, aunque sean fallidas, prematuras o inexistentes, presentarlas como logros. La discusión posterior en el plenario también sigue una rutina: críticas de la oposición y alabanzas del oficialismo.

Este año, tanto el presidente, Rodrigo Chaves, como los diputados han cumplido con el mandato constitucional, han recargado sus dimensiones mediáticas y han tratado de proyectar sus mensajes más allá de Cuesta de Mora. Nada nuevo. En el caso del mandatario, la dimensión escénica fue particularmente bombástica, una síntesis, en contenido, estilo y tono, de sus conferencias de prensa semanales. Tampoco nuevo.

Si el acto constitucional y escénico fue rutinario, y si lo que el presidente dijo, y cómo lo dijo, siguió una línea ya conocida, no encontraremos nada muy significativo en sus palabras. Resulta más interesante explorar las ausencias en ellas; es decir, temas o conceptos que no tocó o mencionó, y buscar entonces la elocuencia de los silencios. En este caso fueron muchos, y ciertamente elocuentes.

Como la versión del discurso entregada a la prensa —que, junto a su título, decía “Pilar/RAC versión 3″— estaba en Word, es muy fácil buscar palabras. Esto hice con ciertos conceptos clave, con el siguiente resultado: Constitución, justicia, ambiente, respeto, negociación y unidad están ausentes; diálogo, consenso, servir y acuerdo aparecen solo una vez (en este último caso, el del FMI). Silencios o susurros elocuentes.

Cada cual puede inducir lo que quiera de ellos. Mi interpretación es esta: aunque sean inconscientes, o producto de un texto poco cuidado, estas ausencias refuerzan un estilo de choque y confrontación inquietante. Si de algún poder de la República deberían proyectarse esos conceptos, para generar una praxis de negociación fructífera, es desde el Ejecutivo. Sin embargo, se les silenció y, sin estos atenuantes, el ruido fue más estridente.

Correo: radarcostarica@gmail.com

Twitter: @eduardoulibarr1

Eduardo Ulibarri

Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).

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