El 30 de agosto de 1848, el Dr. José María Castro Madriz (1847-1849) emitió el decreto XV, sancionado el 31 de ese mes, en el cual se disponía que el título de estado se sustituyera por el de república, con lo cual Costa Rica descartaba cualquier posibilidad de volver a formar parte de la Federación Centroamericana.
Una vez establecido el estatus de república, la élite política se dio a la tarea de buscar el reconocimiento diplomático de Costa Rica como país independiente y soberano, por parte de las metrópolis europeas y los Estados Unidos; amén de firmar tratados de libre comercio, amistad y navegación. En este nuevo contexto sociopolítico, fue urgente la fabricación de las imágenes que iban a identificar a la República de Costa Rica en el concierto de las naciones. De ahí que, en septiembre de 1848, el diputado Nazario Toledo planteara ante el Congreso la creación de una bandera, un escudo de armas y una moneda, que debían traducir en términos figurativos la idea de que Costa Rica era una nación viable. El proyecto fue bien acogido y la tradición cuenta que fue el propio presidente Castro quien, en tertulia familiar, diseñó la bandera y el escudo, y que su esposa, Pacífica Fernández, bordó esas insignias. La escarapela era tricolor y se componía de cinco franjas horizontales: dos azules a los lados seguidas de dos blancas, y una roja doble en el centro.
En letras de oro. Entretanto, el escudo presentaba tres volcanes y un fértil valle entre dos océanos; un buque mercante navega en cada océano. En el horizonte, se encuentra el sol naciente de la libertad y dos palmas de arrayán, unidas por un listón blanco. En este se lee, en letras de oro, “República de Costa Rica”. Cinco estrellas en arco ocupan el espacio entre la cúspide de los volcanes y las palmas. Al pie del escudo, un listón azul tiene, en caracteres de plata, la leyenda “América Central”.
Otros elementos de este distintivo son las banderas, los trofeos de guerra y dos canastos con granos de café. En esta misma línea, las emisiones monetarias en oro y plata se convirtieron en otros elementos distintivos de la recién declarada república. Así, en el anverso de la moneda de oro aparecía el nuevo escudo de Costa Rica, en el cual se resaltaba su condición ístmica, con mares en ambas costas y el epígrafe “República de Costa Rica”. Por el reverso tenía la alegoría de la Libertad-República como una mujer indígena, con una diadema y el pecho descubierto, descansando sobre la extremidad izquierda y firmemente apoyada en un pedestal cuya inscripción dice: “15 de Setiembre de 1821”.
Hermosa y triunfal. De tal manera, se proyectaba a la República de Costa Rica como un país con casi 30 años de ser independiente. La figura de la india tenía características típicamente europeas, derivadas del neoclasicismo, que evocan la tradición grecorromana aplicada a la política moderna. Es una figura femenina, hermosa y triunfal, armada de arcos, carcaj y flechas, simbolizando que está dispuesta a resguardar los más caros valores republicanos. En tanto que la moneda de plata tenía por un lado el diseño de un árbol de encina, metáfora de la libertad, alegoría propia de la época, y promovida en el proceso de “invención heráldica” de la nación costarricense.
Asimismo, la nueva república se afanó en celebrar su propia epifanía al institucionalizar la fiesta nacional. En efecto, el decreto CXI (11/9/1848) ratificó ad perpétuam el día 15 de setiembre como fecha de la independencia en el calendario cívico estatal.