“¿Quién me toca la muñeca?...” (“De cómo Tío Conejo salió de un apuro”, Cuentos de mi Tía Panchita ), dijo Tío Conejo cuando sintió, dentro de la madriguera, la mano de Tío Tigre en su panza. Termina el cuento con el susto de Tío Tigre, que si aquello era tan solo la muñeca, qué monstruo sería aquel. Una vez más Tío Conejo se salvó con astucia.
Tío Conejo es Costa Rica, y no se crea que Tío Tigre, y los demás grandotes de los Cuentos de mi Tía Panchita , son el TLC. Los grandotes, los que Tío Conejo siempre vence a punta de ingenio, representan la realidad de nuestra Costa Rica del siglo XXI. La era de las comunicaciones terminó con la era de las fronteras físicas y mentales.
Con Tío Conejo como ejemplo respondamos las siguientes preguntas: ¿Cómo enfrentaría Tío Conejo el TLC?, ¿competiría Tío Conejo de tú a tú con los grandes? y, lo más importante, ¿desaprovecharía Tío Conejo esta oportunidad?
¿Cómo enfrentaría Tío Conejo el TLC? “Últimamente andaba antojado de comer queso tierno: Y ¿cómo hago? Y ¿cómo hago?”, ( Tío Conejo y los quesos , Op Cit). Desde el punto de vista de nuestro gazapo la situación se mide, se observa, se analiza, y se le encuentra ventaja. Los que dan por descontado que el TLC es el fin de la Costa Rica que conocemos, tienen toda la razón. Es el fin de un sistema desgastado (exitoso tal vez en los sesentas). ¿Y si los grandotes nos comen?... ¿Y si las multinacionales acaban con nuestras instituciones sociales, nuestras entidades de “todos los costarricenses”?… Tranquilos, los grandotes locales ya están acabando con eso.
El único camino. Grupos de costarricenses, unos a favor, otros en contra del TLC, quieren hacer de su posición la realidad cuando ni siquiera el TLC es la realidad. Más allá del tratado de libre comercio con Estados Unidos está el origen de todo este asunto, ya no vivimos en una Costa Rica aislada. Ahora somos parte de un mundo conectado, totalmente comunicado; se acabaron los sistemas económicos cerrados. La lucha de Costa Rica es cómo integrarse al orbe, lo local se queda para los mediocres, para los miedosos, no es líder quien le huye al cambio cuando el cambio es el único camino.
¿Competiría Tío Conejo de tú a tú con los grandotes? Por supuesto que no. Creatividad, imaginación, capacidad de soñar y crear es la clave. Cuando Tío Conejo le pidió al mismísimo “Tatica Dios” que lo hiciera más grande, “Tatica Dios” le contestó: “Bueno, hombré, pero eso sí, traeme un pellejo de león, otro de tigre y otro de lagarto, y con la condición de que vos mismo los has de matar" ( Por qué Tío Conejo tiene las orejas largas . Op Cit.). Tío Tigre (digamos las farmacéuticas multinacionales), Tío León (que tal el temido AT&T) y Tío Lagarto (AIG u otra aseguradora mundial) sucumbieron ante la inventiva de nuestro protagonista. Nuestra democracia y nuestra economía no están en peligro de desaparecer, estamos en peligro de no cambiar, de no pensar, de no innovar.
Por la excelencia. ¿Desaprovecharía Tío Conejo una oportunidad así? No. La Costa Rica del mejor Hospital de Niños y del INBio, la del astronauta y del premio Nobel no se puede dar el lujo de entrar el siglo XXI devolviéndose al XIX.
El primer grupo de “Tíos Conejos” y “Tías Conejas” nos representó con ingenio y valor en las negociaciones del TLC. Ahora miles de “conejos” estamos listos para trabajar sin fronteras, con la bandera patria en un hombro y la bandera de la excelencia en el otro.
Corre peligro, a partir de hoy, Tío Conejo de ser tratado de neoliberal, y no faltará quien se dé a la tarea de demostrar que nuestro personaje es un embustero, embaucador y mentiroso. No, en toda literatura y en toda cultura, siempre hay un héroe que tiene por fuerza su flaqueza y que solo a punta de ingenio y trabajo logra salir adelante… “porque Tío Conejo era amigo de dar qué hacer, pero amigo de la plata y sin temor de Dios, eso sí que no”, ( Tío Conejo comerciante , Op. Cit.).