Como se dice en la jerga de los abogados, he sido testigo "corona" en el conteo de votos de las elecciones recién pasadas, como fiscal de escrutinio, en representación de un partido que no tiene ninguna "vela en el entierro" y ni siquiera en la lucha por el último puesto elegible de Cañas Gordas. Además, procedo con el beneficio que representa no haber pertenecido nunca ni al tradicional PLN ni al relativamente joven PAC. Puedo dar seguridad de ser imparcial.
Deseo ayudar a aquellos costarricenses que con todo derecho desean conocer la veracidad del resultado del escrutinio para que tengan la total seguridad de que los magistrados del TSE son profesionales conocedores honestos de su trabajo. Me refiero a todos, propietarios y suplentes. Doy fe, asimismo, de las calidades humanas de los funcionarios de está institución que anteponen una actitud cívica ejemplar al cansancio que representa trabajar durante 12 o más horas continuas, siempre amables y sonrientes, aun ante las groserías de algunos pocos fiscales electorales que, de repente, los cuestionan y dudan injustificadamente de su honorabilidad.
Con toda franqueza puedo asegurar que, si existiese algún fallo o maniobra en las elecciones, yo sería el primero en denunciarlas. Puedo afirmarle también, sin querer "santificarlo", que estas tampoco se darían en las instancia del TSE. Si ocurriera algo irregular, provendría de dirigentes inescrupulosos y fanáticos a título personal, en las propias mesas electorales. Empero, para tales efectos existe un "suero político": los miembros de mesa en cada una de las juntas electorales, que defienden los intereses particulares de cada partido ante los posibles intentos maquiavélicos de sus adversarios. Recordemos que al Tribunal solo le faltó suplicar de rodillas su presencia para el proceso recién pasado, al punto de que Franklin Chang y otros intelectuales nacionales tuvieron que tomar el estandarte del ejemplo para apelar a la conciencia cívica de la ciudadanía.
Cuestionamiento injusto. De allí que mi crítica es para aquellos que durante el proceso electoral no tuvieron la capacidad de proteger sus intereses con la acreditación de miembros de mesa, sea por falta de organización o por dudar de su potencial político, más aún cuando fueron los mismos que desde un ring estuvieron definiendo que la "pelea" era solo entre dos partidos. Esto hace más que injusto que hoy en día se cuestione a una institución como el TSE, baluarte y columna principal de la democracia en Costa Rica. ¿Que sería de la paz de nuestro país si la situación social fuese similar a la de Haití o Bolivia y se presentaran infundadas dudas ante un pilar fundamental de la transparencia electoral como es el TSE?
También he sido testigo durante el presente escrutinio de cosas difíciles de imaginar en las alianzas políticas. Por ejemplo, ¿se creería posible una alianza o entendimiento entre el Movimiento Libertario y el PAC, tan marcados por sus diferencias ideológicas? Pues bien, sí lo es, cuando fiscales de escrutinio del segundo han sido acreditados por el primero. ¿ Se creería posible que a días de concluidas las elecciones nacionales los resentimientos de Juan José Vargas (Patria Primero) y Humberto Arce (Unión Patriótica) con Otton Solís se limaran tan rápido? Sí lo fue pues de la misma forma sus acreditaciones fueron facilitadas para fiscales del PAC.
Ahora bien, analizando lo que ha pasado en el TSE con los fiscales de otros partidos políticos, quedo con la impresión de que aún existen diferencias entre la izquierda nacional, pues observamos a los de Rescate Nacional (Alvaro Montero) y los del Partido Izquierda Unida (Vargas Carbonel) colaborando con el PAC. En cambio, Fuerza Democrática (Vladimir de la Cruz) brilló por su ausencia. No veo nada de malo en estas alianzas electorales, más bien creo que cuanto mayor sea la presencia de fiscales de escrutinio, más será el crédito para las decisiones del TSE.
Desidia y poca seriedad. Sí me parece que lo más recomendable y prudente sería que los fiscales de escrutinio representen a su propio partido, y no que faciliten sus acreditaciones a otras agrupaciones. Esto es una muestra de desidia y poca seriedad ante el evento de mayor importancia, luego de concluidas las votaciones. Por otra parte se quedan sin criterio alguno para el juzgamiento de lo acontecido. Se reitera así el menosprecio a la importancia de los miembros de mesa durante las elecciones.
En cuanto a los restantes partidos, hubo dirigentes disciplinados de la Unidad Social Cristiana(PUSC) que con estoicismo soportan la amarga derrota con una posición totalmente neutral y fiscalizadora. Con las misma actitud actuaron los fiscales del partido Unión Nacional, encabezados por su líder José Manuel Echandí, así como los de Unión para el Cambio. Se ausentaron en todo el proceso los del ADN y los de Renovación Costarricense.
Como costarricense, interesado únicamente en defender nuestra democracia, no comparto las dudas injustificadas del PAC sobre el actuar del TSE. Es una actitud peligrosa e irresponsable de algunos de sus dirigentes. Si este partido, que durante el escrutinio se las ingenió para tener hasta cinco fiscales en cada una de las cinco mesas del TSE, hubiese tenido la misma preocupación por fiscalizar las 6163 mesas nacionales durante las elecciones, acreditando en ellas a personeros tan preparados y entrenados como los que tuvieron en el tribunal, les aseguro que no tendría ninguna duda sobre la honradez del proceso, y no estarían llorando sobre la leche derramada.
Creo que aún más peligrosas fueron las declaraciones de su líder, el pasado martes 21. Don Ottón seguramente va a tener otra oportunidad para postularse para dirigir los destinos de este país, pero que no debe malograr esta posibilidad desde ahora, si, dentro de cuatro años, los costarricenses le cobren algo más que dudas infundadas. Que no se usen estas como dagas de las propias ineficiencias logísticas y organizativas para maltratar a una institución consagrada y respetada por la gran mayoría de los costarricenses. No puede ser tan desmedida la ambición por el poder. Este proceso ha sido muestra de que unos hicieron hasta lo imposible por la reelección y otros parecieran que lo quieren hacer por una elección ¡Cuidado, Costa Rica!