
La expresidenta Laura Chinchilla afirmó que el gobierno de Rodrigo Chaves “prostituyó” la relación de Costa Rica con Estados Unidos para utilizarla como herramienta de venganzas políticas internas. Según la exmandataria, de forma inédita, las autoridades costarricenses han instrumentalizado el peso excepcional de las visas norteamericanas para sancionar a quienes disienten con la actual administación.
El 25 de febrero, se confirmó que el Gobierno de Estados Unidos retiró la visa a la auditora general del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), Ana Sofía Machuca Flores. La misma medida se aplicó la semana anterior a las diputadas Johanna Obando y Cynthia Córdoba, del Partido Liberal Progresista (PLP).
“Yo creo que fueron más bien las autoridades costarricenses quienes prostituyendo la relación que tenemos con Estados Unidos y, a sabiendas del poder excepcional que tiene Estados Unidos de quitar visas y digo excepcional, porque las visas de Estados Unidos tienen un valor muy particular; entonces, a sabiendas de que eso es así, aquí se dio un paso que nunca en la vida se había dado, que es utilizar, instrumentalizar esta relación con Estados Unidos para venganzas políticas locales”, declaró Chinchilla en entrevista con La Nación.
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La Embajada de Estados Unidos argumentó a las legisladoras que la revocatoria se fundamenta en el hecho de que, “después de la emisión de la visa, ha salido a la luz información” que indica que no pueden ser elegibles para la visa.
La funcionaria del ICE y las dos legisladoras tienen en común el hecho de que el gobierno les achaca cercanía con la empresa china de tecnología Huawei, a la cual está administración excluyó de la competencia por ofrecer tecnología 5G.
Rodrigo Chaves aseguró el miércoles que también se suspendió la visa a los extrabajadores del ICE mencionados en una denuncia promovida por su gobierno; no obstante, dos de estos indicaron a La Nación que no habían sido notificados sobre una medida de este tipo.
Chaves argumentó que se trata de una decisión soberana del gobierno estadounidense y que él no tenía acceso a la discusión de por qué tomaron la determinación.
“Nada más noto la enorme coincidencia de que, mientras nuestro Poder Judicial y la contralora general de la República alcahuetean a la auditora del ICE y a estos funcionarios, los Estados Unidos de una manera totalmente independiente les dice ‘aquí ustedes no entran’. Algo habrá, algo tendrá el agua que la bendicen”, señaló.
No hay torcedura de brazo por parte de Estados Unidos
La exmandataria Laura Chinchilla descartó que las recientes y cuestionadas acciones del gobierno de Chaves en materia de política exterior sean resultado de algún tipo de presión o amedrentamiento por parte de la administración de Donald Trump.
“Yo me temo que, más que torcidas de brazo, estamos al frente de un gobierno que simplemente no comparte los principios que han hecho parte de nuestra política exterior. Es decir, que no hay fuertes convicciones en torno a la importancia de defender esos principios”, explicó.
El pasado 24 de febrero, Chinchilla calificó de vergonzosa la decisión de Costa Rica de abstenerse de votar, en las Naciones Unidas (ONU), una moción que condena la agresión de Rusia contra Ucrania. Si bien el país estuvo entre los promotores de la resolución, cuando llegó el momento de que las naciones se pronunciaran, la representación costarricense decidió no asumir una postura.
Para Chinchilla y el también expresidente Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), lo hecho por Costa Rica en la ONU supone un sacrificio de los valores históricos que han definido la política exterior del país.
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“Yo no creo que haya habido torceduras de brazos. ¿Por qué, por ejemplo, Guatemala sí pudo votar como votó, con dignidad, y nosotros no lo hicimos? Podría entender la sensibilidad de un país como Panamá, el alineamiento total que tiene El Salvador con algunas posiciones del nuevo gobierno de Estados Unidos, pero Costa Rica ¿qué necesidad tenía de hacer eso?
“Entonces, tampoco creo que haya sido que nos torcieron el brazo, me parece. Y es lo más grave y lo que a mí más me preocupa, que simplemente es cosecha doméstica de un gobierno que simple y sencillamente ha demostrado en distintas ocasiones no compartir la visión que tradicionalmente ha tenido Costa Rica en su política internacional”, argumentó.
Para la exgobernante, esta tampoco es la primera vez que la administración Chaves decide claudicar en aquellos principios por los que el país ha logrado un reconocimiento internacional. Argumentó que lo mismo se ha hecho en la política ambiental, en cuanto al apego a las instituciones, la democracia y el Estado de derecho.
“Concedemos también en todo el tema de las violaciones al derecho internacional y a la soberanía territorial de las naciones, con el voto en en el tema de Rusia y Ucrania”, agregó.
Pérdida de prestigio
Chinchilla calificó de grave la situación actual del país, en materia de política exterior. Argumentó que está en riesgo el prestigio que Costa Rica había cosechado durante décadas de trabajo diplomático y que permitía “compensar con creces nuestras debilidades por el tamaño territorial, por la absoluta insignificancia del poder militar y por pequeñez de nuestra economía”.
Esta reputación es la que ha permitido que la voz de Costa Rica resuene “con más fuerza frente a otras naciones de similar tamaño geográfico, económico o de insignificancia militar”.
Sin embargo, la exmandataria asegura que hay un tema más de fondo, “casi que existencial para Costa Rica”.
“Porque la apuesta fuerte, decidida, convincente, que Costa Rica siempre hizo al derecho internacional, era el beneficio nuestro. Al no tener ejército, nuestra única forma de defensa de soberanía e integridad territorial era el derecho internacional”, manifestó.
Recordó que, durante su mandato, cuando Nicaragua violó la soberanía de Costa Rica al instalar un campamento militar en la playa, frente al mar Caribe, en el extremo norte de la fronteriza isla Calero, lo único que evitó que el gobierno de Daniel Ortega consolidara el control sobre el pequeño, pero estratégico pedazo de territorio costarricense “fue que la Corte Internacional de Justicia nos amparó”.
“Desde el momento en que Costa Rica empiece a dudar o a minimizar escenarios de violación del derecho internacional, como sucedió ahora en instancias multilaterales (con el caso de Ucrania), nosotros nos estamos disparando en el pie y estamos cavando nuestra propia tumba. Entonces es un tema también existencial”, expresó.
La exmandataria considera que esta situación refleja, entre otras cosas, “una ignorancia supina de las actuales autoridades o una actitud absolutamente temeraria e irresponsable para con nuestro propio interés”.