Rodrigo Arias, presidente del Congreso y diputado del Partido Liberación Nacional (PLN), presentó un proyecto de ley para establecer espacios “cardioprotegidos” mediante la instalación de desfibriladores automáticos en lugares de gran concurrencia. La iniciativa también contempla la capacitación del personal para asegurar el uso adecuado de estos dispositivos.
El texto propuesto establece que el Ministerio de Salud será responsable de promover la educación ciudadana en la atención de emergencias cardiacas y garantizar la disponibilidad de desfibriladores externos automáticos (DEA) para brindar asistencia básica y médica. El objetivo es garantizar una respuesta rápida y proteger vidas ante eventos cardíacos.
En la exposición de motivos, el proyecto destaca que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en el país. Según datos citados del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2023, 2.021 personas fallecieron por infarto agudo de miocardio, un aumento significativo respecto a los 1.525 decesos de 2013.
Además, 958 personas murieron por enfermedades isquémicas crónicas del corazón (relacionadas a la falta del flujo sanguíneo), siendo ambas las principales causas de muerte natural.
Los DEA deberán instalarse en lugares con alta concurrencia, como medios de transporte de asistencia básica y sus terminales, recintos deportivos, gimnasios, bares, parques temáticos, centros de entrenamiento, autódromos, hipódromos y polígonos de tiro. También serán obligatorios en centros penitenciarios, espacios culturales como teatros, museos y bibliotecas, además de instituciones educativas, complejos comerciales, corporativos y condominios con capacidad superior a 200 personas.
Asimismo, su instalación será requerida en los edificios de la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, así como en actividades multitudinarias como conciertos, espectáculos, carreras deportivas, festividades patronales y cualquier evento que congregue a más de 100 asistentes. Otros espacios podrán ser definidos según lo establecido en el reglamento de la ley.
Obligatoriedad de cumplir con el desfibrilador externo automático. En los espacios indicados en esta ley o su reglamento estarán obligados a contar con equipo el desfibrilador externo automático y personal capacitado, para ser utilizado en aquellas personas que presenten una urgencia extrahospitalaria o de manifiesta necesidad, con el fin de garantizar una atención primaria de supervivencia.
— Artículo 5, proyecto 24744
En caso de incumplimiento de la normativa sobre la instalación de desfibriladores y personal capacitado para su uso, el Ministerio de Salud podrá adoptar medidas sanitarias, incluyendo el cierre del establecimiento o la suspensión del evento. Además, se exonera de responsabilidad civil y penal a quienes utilicen el desfibrilador, siempre que sigan los protocolos establecidos por Salud y actúen con la debida diligencia y razonabilidad.
El proyecto 24.744 también establece la declaración de los espacios cardioprotegidos como de interés nacional y público, así como la conmemoración del 29 de setiembre de cada año como el “Día Nacional de la Salud Cardiovascular”.
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Uso de desfibriladores en emergencias
En Costa Rica, unas 80 personas fallecen todos los años de muerte súbita cardíaca, según datos de 2019. La Nación conversó en octubre pasado con Josep Brugada Terradellas, cardiólogo español especialista en el tema, quien participó recientemente en el Primer Simposio Sobre Muerte Súbita Cardíaca en Costa Rica.
Este tipo de fallecimiento ocurre de manera inesperada cuando el corazón deja de latir repentinamente, lo que provoca la pérdida inmediata de la función cardíaca, la respiración y la conciencia. Por lo general, está relacionado con trastornos cardiovasculares previos, como la cardiopatía isquémica, las miocardiopatías o las anomalías congénitas, aunque también puede presentarse en personas sin antecedentes de problemas cardíacos.
El especialista explicó que cualquier persona puede tomar acciones para auxiliar a quienes sufren alguna afección del corazón y aumentar sus posibilidades de sobrevivir. Según Brugada, lo primero es llamar al 911 y verificar si el afectado responde a estímulos. Si no hay reacción, lo ideal es utilizar un desfibrilador automático.
“Le ponemos los parches en el pecho al paciente y dejamos que el desfibrilador nos guíe. Los desfibriladores hablan y explican qué hay que hacer. No hay que tener miedo, cualquier persona puede usarlo, aunque nunca haya visto uno”, afirmó.
El médico aseguró que no existe riesgo de causar daño al afectado, ya que el equipo evalúa la situación y actúa solo si es necesario. Añadió que estos dispositivos deberían estar disponibles en todos los establecimientos, dado que son fáciles de usar y sus instrucciones son claras para cualquier usuario.
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