San Isidro de El General . Cuando se viene la adversidad no queda más alternativa que respirar hondo y apretar los dientes. Eso sí, serenarse para afrontar los nubarrones. "No aflojar", sentenció, en alguna oportunidad, el escritor costarricense José Marín Cañas.
Apenas al minuto 11, Saprissa, de pronto, transitaba en un laberinto. Un gol en contra y su conductor, Wálter Centeno, rumbo a las duchas, expulsado. Los morados se recompusieron y tras breve período de incertidumbre se entregaron a jugar futbol. Su rival, Pérez Zeledón, aceptó el duelo.
Ambos, entonces, ofrecieron a la concurrencia un buen juego, de esos que nos hacen pensar -palabras de Jorge Valdano- en el resultado hasta que este concluye. Y la feligresía premió el esfuerzo de los actores -titulares y suplentes- bajo el calcinante sol del Valle de El General.
El 2 a 2 que señaló la pizarra fue justo. Las espadas quedaron en alto en un partido vibrante. A ratos jugado con la razón. En otros, con el corazón apretado entre los dientes.
Repasemos la libreta de apuntes. Si muchas veces en ella apenas se registran alineaciones y cambios, ayer en el papel se anotaban, en número generoso, jugada tras jugada.
Si apenas al minuto tres, Marcelo Saraiva -emergente como volante "tapón"- estremeció el poste derecho de Rónald Sequeira, al 6' el marcador ya tenía números.
Un cabezazo de Edgar Navarrete dejó a Taylor Morales solo ante Lonnis. El pequeño delantero encaró y concretó. 1 a 0.
Solo cinco después, el mundo parece que se le viene a Saprissa. En una jugada intrascendente, Centeno levantó los codos y Taylor cayó fulminado como por un rayo. Para Mejías, el número 8 morado impactó al local. Sentencia: tarjeta roja.
Volver a empezar
Mas vino el reajuste de los campeones. Bryce, metido en el centro del campo, asumió como media punta; Myers se convirtió en conductor; Ilama empezó a crecer en el ataque (asociado con Gérald); Jervis subió menos; Saraiva, se partió el pecho para compensar la ausencia del compañero.
Al 25', Ilama -¡qué bien jugó ante "su" público!- fue derribado en el área "pezetera". El pueblo morado pidió penal, mas Mejías dijo no. El juez se equivocó.
Pérez cedió la iniciativa. En el cuarto final de cancha los defensores geñeraleños fueron los más celosos gendarmes. Saprissa, como respuesta, jugó a un toque, fórmula ideal para abrir defensas cerradas a ultranza.
En dos oportunidades, los locales pudieron aumentar la cuenta (29' y 45'). En una, Marín se tardó en rematar; en la otra, Lonnis tapó el remate de Segura. Ambas pesaron en el ánimo generaleño cuando, al 49', Drummond hundió el balón en sus redes.
Y al 61' un desborde del relevo Alonso Solís. El trazo futbolero que dibujó el joven -es atrevido para jugar- lo detuvo la pierna de Yusseps. Penal inapelable. Myers anotó el 2 a 1 (62').
Con harta frecuencia, el futbol es símil de la vida. Falta clara de Fonseca a Morales -¡quién sino!- y Yusseps encontró la oportunidad de redimirse. Se paró frente a Lonnis. El hidalgo capitán generaleño optó por el remate alto y fuerte. Gol al 73'. Algo sucedió entre ellos y se formó un conato de bronca. No pasó a más, salvo una tarjeta amarilla para ambos y un abrazo entre los protagonistas.
No hubo más goles. Al cierre, el largo pitazo de Ólger Mejías los sorprendió con el ánimo dispuesto&...; aunque Saprissa envió a Morera (82') como una medida de seguridad.
Partido bravo. Jugado con técnica y una pizca de mal humor (cuando fue necesario).
La adversidad le hizo un guiño a los dos rivales. Pero cuando se juega con el corazón abierto, de cara al sol, eso es apenas un detalle.