Los mejores guardametas de América sintieron la fortaleza de sus temidos remates a marco. Así lo atestiguaron los consagrados Rogelio Domínguez, Amadeo Carrizo y Julio Cozzi, argentinos, y Moacir Barbosa, brasileño.
Ellos comprobaron la furia goleadora de Rodolfo Herrera González, en la década de los años 50, y hasta se vieron forzados a recoger balones desde el fondo de sus porterías, en amistosos contra el Saprissa y el seleccionado tico.
Herrera, según el extécnico Alfredo Piedra "uno de los mejores extremos derechos del futbol costarricense", murió a los 70 años víctima de cáncer el domingo a las 5:10 p. m. en la Clínica Católica, San Antonio de Guadalupe.
Los primeros pasos de Rodolfo fueron con el Deportivo Fernando Montealegre de Guadalupe, a principios de los años 40. De ahí saltó al infantil del Saprissa de la mano del fundador del club, Roberto Beto Fernández, en 1943.
Durante más de 15 años en el futbol federado, su presencia fue decisiva en los primeros grandes equipos morados e indispensable en la Tricolor, en especial con los recordados Chaparritos de Oro , que se consagraron terceros en el II Panamericano de México 1956.
"Era tan difícil sacarlo del puesto, solo cuando estaba lesionado, porque su rendimiento era parejo. Se entendía a las mil maravillas con Álvaro Murillo, con quien formó una de las mejores alas derechas de Centroamérica", comentó ayer Chato Piedra, quien lo dirigió en Saprissa y la Sele .
Vivió grandes momentos con Saprissa, incluida una gira mundial (1959), y se retiró el 8 de enero del 61. "Un extremo derecho sin miedo a ningún defensa, y era un goleador nato", escribió José Antonio Pastor en su libro Historia del Deportivo Saprissa .
Sobre su futbol, Piedra describió que Rodolfo "tenía fortaleza, facilidad para anotar, una gran velocidad, era muy efectivo y extraordinario tirando a marco".
El presidente del Saprissa, Bernardo Méndez, quien lo vio jugar en los últimos años de su carrera, lo describió como "símbolo" del Saprissa y la Tricolor.
"Tenía un juego rápido y directo al marco contrario. Y se entendía a la perfección con los integrantes del equipo que ascendió en 1949 a la Primera División".
Méndez dijo que fue "un futbolista de carácter fuerte", pero aclaró de inmediato que "no era belicoso ni malintencionado".
Tras su retiro, Herrera laboró con la firma alemana Siemens y se dedicó al comercio, como propietario de varios negocios.
Sin duda una figura de relieve, y para los entendidos, el mejor puntero derecho de la historia.