La indisciplina, los cambios de técnico y las malas contrataciones molestaron a la fanaticada pampera, que lamenta haber perdido la copa.
José Alí: "Los cambios en la dirección técnica causaron en cierta forma desmotivación entre los aficionados. A pesar de que los jugadores tenían todas las condiciones idóneas para hacer un buen papel les faltó garra y amor propio, hubo muchas desatenciones en el campo. El esfuerzo no fue el mejor, se veía que jugaban sin ganas, ni deseos. El problema de la inestabilidad en el banquillo es responsabilidad de los directivos. La salida de César Eduardo Méndez no fue lo mejor porque llegaron otros entrenadores que nada aportaron, esa fue una decisión muy precipitada pues se cortó un proceso de dos años.
Coralia Matarrita: "Tal vez lo que más perjudicó fueron los cambios de entrenador y la poca entrega de los jugadores, faltó amor a la camiseta y en eso la directiva tuvo mucha responsabilidad. Aquí nadie conocía a los dirigentes ni a la gente que estaba al frente del equipo. La afición casi no iba al estadio porque nunca la incentivaron, faltó propaganda".
Marlon Díaz: "Chinearon demasiado a los jugadores. Antes cuando no tenían tanta ayuda económica, se notaba que le ponían más ganas, pero ahora que lo tuvieron todo en la palma de la mano empezaron a jugar de chiquillos lindos, andaban de allá para acá luciéndose pero en la cancha se esforzaban muy poco. Como sabían que la plata estaba segura no les importaba nada".
Ligia Rivera: "No sé mucho de futbol, pero los comentarios que uno oía en la calle era que los jugadores eran muy fiesteros y poco disciplinados. Creo que lo que pasó fue por la falta de un buen entrenador. Aquí la opinión de casi toda la gente era que el equipo no estaba jugando bien, muy sin ganas y por eso no lo iban a ver, porque no rendía nada".