Ciudad de Guatemala. En todas partes solo cabe la palabra triunfo ante Costa Rica. Aquí reina un ambiente relajado, de un excesivo triunfalismo, a favor del equipo nacional guatemalteco para el domingo.
La victoria 2-0 del 18 de agosto contra Canadá, en Vancouver, empachó de optimismo a los aficionados locales, que adquirieron todo el boletaje impreso (26.555) desde el segundo día de venta.
“Las entradas se fueron como pan caliente y ahora hay bastante reventa”, comento el taxista Jorge Mario Rodríguez, un exjugador de Segunda División en los años 70.
En los alrededores del estadio Mateo Flores y del proyecto Gol de Guatemala, los denominados “piratas” o revendedores hacen su “agosto” en pleno setiembre, con precios que a veces son tres veces más del costo original.
Un boleto de palco de $50 (¢22.279) se ofrece a $187 (¢83.291), mientras que el de tribuna principal de $19 (¢8.462) se regatea a $44 (¢19.589).
Los de preferencia, que costaban $12 (¢5,344), se elevan en la reventa a $37 (¢16.479) y los de popular de $5 (¢2.227) llegan a costar en el mercado negro $19 (¢8.456).
“No sé por qué tanta euforia, porque Canadá es una selección y Costa Rica es otra. Es más difícil y la cosa cambia”, dijo Rodríguez, quien es nativo de Malacatán, poblado fronterizo con México.
En las calles principales la euforia de los automovilistas es contagiosa, buena parte con banderas azul y blanco, al igual que los transeúntes que se acercan para adquirir una camiseta de su máximo ídolo, Carlos Pescadito Ruiz, que ronda los $10 (¢4.454).
La efervescencia llega a tal punto de que en los medios escritos la afición consultada solo habla de victoria chapina y por amplia diferencia: dos o tres y más goles.