El rival resultó, como era predecible, fácil. Pero Saprissa no pisó el acelerador, apenas tomó impulso para subir la cuesta inicial y luego se decidió a cosechar los réditos del primer tiempo.
Fue 4 a 1. Y eso es poco ante un equipo amateur como el Diriangén de Nicaragua, en el marco del torneo de Campeones y Subcampeones de la Concacaf. Los gritos de gol morado los largaron Adrián Mahía (2), Kervin Lacey y Vinicio Montero.
Claro que los morados formaron con futbolistas que regularmente no actúan, aunque son de primera línea. No obstante, quedó el sabor a débito; todos esperábamos un marcador más convincente y un juego de mayor espectáculo.
Diriangén tuvo dos aires. El primero para evitar la embestida de visitas al marco y el segundo con el que lanzó el dardo hiriente de Gago a los 74 minutos.
Con todo y las deudas de los tibaseños en el balance final, los pocos aficionados que llegaron anoche al estadio Saprissa no pueden quejarse pues tuvieron sus emociones. Además de los cuatro tantos -el más hermoso fue el de Lacey-, ambos equipos fabricaron múltiples jugadas que, si no se concretaron, fue por obra de los porteros o de la imprecisión en el último toque.
De ello pueden dar fe los morados Mahía, Ilama, Drummond y Campos, especialmente en la segunda mitad, la cual fue de un dominio parejo, gracias al empuje visitante.
Los pinoleros Gago y González también desperdiciaron varias opciones coreadas como goles. Pero el primero tuvo su recompensa al lograr el descuento, en medio de un estadio vacío de aficionados y lleno de humo proveniente de un fuego de origen desconocido, que molestó durante casi toda la complementaria.
Saprissa pasó el ensayo sin algunos titulares. Demostró que su banca puede funcionar ante retos como estos, aunque evidenció lagunas en el manejo del ritmo del partido que podrían complicarle el desempeño ante un rival más competitivo.