Wílliam Chirizo González estaba impresionado consigo mismo, aun antes de conquistar la opción de una pelea por el título mundial de las 118 libras contra el mexicano Fernando Montiel.
El taxista de Managua, con 14 victorias, 13 nocauts y una derrota frente a Ricardo Córdoba, quinto del ranking del mundo, jamás dudó en obtener el triunfo ante William Baca la noche del miércoles en el Hotel San José Palacio.
"La oferta de Efraín Vega, de Promobox, me estimuló para pelear con el corazón en la mano y dar fe de las causas por las cuales aparezco en el escalafón de tres organizaciones mundiales", exclamó un eufórico Chirizo tras el demoledor nocaut de aquella noche.
Bastaron 2:42 minutos del segundo asalto para cerrar un agradable combate estelar de estilos semejantes, escurridiza habilidad y rapidez en los puños y los pies.
"William mostró que aunque tiene mucho de chirizo (cabello en puntas), su victoria no es chiripa (triunfo casual)", enfatizó su tío José González, causa u origen del apodo familiar y gestor del clan de tres púgiles apodados chirizos .
El tropiezo fue insalvable para Baca, de 17 años y alumno del gimnasio del excampeóm mundial Alexis Argüello. No obstante, algunos silbaron por el " no contest " (cuando no se declara ganador ni perdedor después de un golpe ilegal).
Con el rostro desfigurado, hemorragia abundante y el tabique nasal fracturado, Baca fue protegido con la regla 14:12, la cual salvaguarda de lesiones más graves a los púgiles en evidente desventaja.
Aristides Calderón venció al batallador Alden Villalobos en la pelea semiestelar y se proclamó campeón nacional de las 140 libras, el primero de la categoría desde la época de Rodolfo Contreras y Toyota Lizano hace un cuarto de siglo.
Con estilos disímiles por aspectos morfológicos, el combate resultó de poder a poder.
Alden peleó en corto y Aristides a la inversa, pero en ambos casos ninguno se reservó ni los puños ni la agresividad en el ring.