Los Dantos de Liberia, campeones de la división Chorotega, han hecho alarde de sano juicio, previamente al juego crucial de hoy contra Jazz Casino, líder de la división Metropolitana.
El duelo está señalado para las 10 a. m. en el Parque Escarré y será llevado a todos los hogares por medio de TV42 y sus repetidoras.
Este es el juego extra para dilucidar la posesión del gallardete, tras el empate, con 5 ganados y 1 perdido por cada novena.
Los liberianos pidieron la rifa de la sede y, pese a no ser oídos, han mostrado el alto sentido de humor y la paciencia de Vic Power Pellot, uno de los primeros negros en las Grandes Ligas y siete “guante de oro.”
Pellot esperaba el servicio en un restaurante discriminador, y cuando se le comunicó que ahí no se servía a negros, contestó: “ No importa; de todas maneras yo no como negros.”
Los Dantos han aceptado el rechazo de su sede con igual sana filosofía y evitaron otro caos como el año anterior, tras un juego confiscado que produjo la posterior desaparición de buenos umpires y dos equipos que atraían cientos de adeptos al Parque Escarré.
“Aquí en Liberia ha reinado la ecuanimidad buen ambiente y los Dantos llegaran optimistas a San Joséen rescate de lo perdido”, comentó el anotador, Nieves Castro.
La Federación no votó la petición deDantos por falta de quórum y en definitiva el representante de Liberia, Julián Bustos, salvó el entuerto al beisbol en general.
Los Dantos aventajan a Jazz en jonrones 5-0, en hits 25 a 19 y en carreras anotadas 21 a 18, en los dos últimos juegos entre ellos.
Jazz Casino conoce lo que se necesita para el sprint final. N o tiene hoyos en la defensa, los lanzadores y la nómina de bateo, encabezada por Harry Fernández (5 jonrones en la serie intercampeones) y los artilleros Alexánder Flores, Yader Baldioceda, Ramón Flores, Carlos Cruz y otros.
La gran preocupación de los Dantos son los umpires , cuyos fallos absurdos han evitado que el gallardete no haya viajado hacia Liberia, sin descuido de yerros infantiles de sus propios jugadores.
Durante el partido del domingo anterior, final de la serie intercampeones, los Dantos malograron varias situaciones propias para llevarse el banderín, una veces por pecados de campo y otros por decisiones muy particulares, como la actitud de un corredor que esperó al autor de un jonrón y con lo cual los Dantos no ganaron 11-10 en la penúltima de diez entradas.