LA HABANA (AFP) - La deserción del boxeador de élite Guillermo Rigondeaux y otros tres atletas en los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro-2007 puso sal a la herida en el deporte de Cuba, provocó decepción entre los aficionados y el firme rechazo de Fidel Castro, quien los acusó de "traición".
En un artículo publicado este martes, el presidente cubano acusó a Estados Unidos de estimular con sus "billetes" las deserciones de los deportistas para "destruir la resistencia de Cuba".
"De antemano se conoce su destino final como atletas mercenarios en una sociedad de consumo", manifestó Castro, en su tercer comentario sobre los Juegos de Rio de Janeiro, que sigue con atención.
Cuba recibió un duro golpe cuando Rigondeaux, bicampeón olímpico y mundial de 54 kilos, y el también monarca del orbe de los 69 kilos, Erislandy Lara, no se presentaron al pesaje el domingo.
"Sencillamente los noquearon con un golpe directo al mentón, facturado con billetes norteamericanos. No hizo falta conteo alguno de protección", dijo el gobernante.
Castro, quien convalece desde hace un año de una enfermedad que lo tiene alejado del poder, también confirmó la deserción del entrenador de gimnasia Lázaro Lamelas y el jugador de balonmano Rafael Da Costa.
"No existe justificación alguna para solicitar asilo político. Si no es Brasil su mercado definitivo, poco les importa. Hay países ricos del primer mundo que pagan mucho más", dijo, y destacó que la victoria el domingo de Mariela González en el maratón "compensó con creces la traición".
Los cubanos amanecieron con la noticia dada por el propio Castro. "Me enteré por la radio al escuchar las reflexiones de Fidel, aunque ya me lo imaginaba desde que dijeron que no se presentaron al pesaje", afirmó a la AFP Pavel Morales, estudiante de la Universidad de La Habana.
Ricardo Hernandez, un jubilado de 65 años, coincidió con Castro. "Es un traidor, porque habíamos confiado y nos dejó sin la medalla, tantos homenajes que le habían hecho cuando llegó a 100 victorias", el 25 mayo.
"Rigo era mi púgil favorito, es una pena que no lo pueda ver boxear más, los dos hacen un gran hueco al equipo para el Mundial de Chicago", dijo Fernando Porcell, técnico de fisioterapia.
Pero algunos los justificaron. "No le daban lo que merecía, no lo atendían bien, otros tenían menos resultados y les daban más tratamiento", opinó un joven de 30 años en un parada de ómnibus del oeste de la capital.
La fuga de los púgiles dejó al boxeo cubano sin campeones olímpicos en activo, después de que otros tres monarcas desertaron en diciembre pasado en un entrenamiento en Venezuela y fueron contratados en Alemania: los campeones de Atenas-2004 Odlanier Solís (más de 91 kg), Yan Barthelemí (48) y Yuriorkis Gamboa (57).
Además, reavivó el sensible tema de las deserciones, que ha costado millones de dólares a su laureado deporte y que fueron más agudas con la crisis en que cayó la isla en la década de 1990, tras la desintegración de la Unión Soviética.
"Se va uno y salen diez mejores que el que se fue", dijo Castro en noviembre de 2005, al anunciar la asistencia del 'team' de Cuba al Clásico Mundial de béisbol, y acusar a algunos peloteros de traidores que no resistieron la danza de los millones de las Grandes Ligas.
Aludió entonces a jugadores como José Contreras y los hermanos Liván y Orlando 'El Duque' Hernández, que se marcharon de la isla y triunfaron en las Ligas Mayores.
En 1991, el lanzador estrella René Arocha abrió un nuevo capítulo en la historia de las deserciones y decenas de figuras, como los Hernández y el campeón mundial del boxeo profesional Joel 'Cepillo' Casamayor, siguieron sus pasos. Estrellas del voleibol masculino, autorizadas a jugar en la Liga italiana, luego desertaron.
© 2007 AFP