París. La teoría de la "mano negra" y el sabotaje está de moda entre los deportistas que dan positivo en los controles antidopaje.
El último en utilizar este argumento para explicar un positivo fue Justin Gatlin, campeón olímpico de los 100 metros lisos. Aducir teorías conspirativas también ha sido común entre otros atletas profesionales, como ciclistas.
El entrenador de Gatlin, Trevor Graham, dijo saber quién es el culpable de tenderle una trampa a su atleta. "Estamos seguros de quién lo hizo. Solo estamos asegurándonos de que no hay nadie más implicado, antes de revelar pruebas", afirmó el técnico.
En otros tiempos, para explicar un control positivo, los ciclistas hablaban de un ánfora que supuestamente alguien les había tendido, sobre todo al subir un puerto de montaña con un calor agobiante. Era, por supuesto, una mano tan anónima como dañina, la famosa "mano negra".
De tanto repetirse, esta justificación terminó pasando de moda, sobre todo porque según la reglamentación antidopaje no exime en absoluto al deportista de su responsabilidad. Es deber de cada uno saber lo que está tomando.
Excusas. La historia de la lucha contra el dopaje está llena de explicaciones curiosas e increíbles.
Para la testosterona, el producto aparecido en los casos de Gatlin y de su compatriota Floyd Landis, el velocista estadounidense Denis Mitchell explicaba en los años 90 que la noche previa al control bebió mucha cerveza y practicó el sexo.
También el futbolista rumano Adrián Mutu alegó el sexo en 2004. "El único motivo por el que la tomé (cocaína) era que quería mejorar mi rendimiento sexual. Puede parecer chistoso pero es la verdad", dijo el delantero de Chelsea.
A menudo el deportista en apuros busca ayuda en su entorno. El ciclista lituano Raimondas Rumsas justificaba su cargamento de medicamentos asegurando que eran para su suegra enferma, un corredor italiano hablaba de su mujer embarazada... e incluso el perro fue la razón que dio el ciclista belga Frank Vandenbroucke para explicar los anabolizantes y la eritropoyetina (EPO) encontradas en su domicilio.
Entre verdad y pretexto, muchos deportistas encontraron así su justificación. Pero como siempre, se deciden a hablar solo cuando los exámenes dan positivo.