Su voz pausada y baja rebotaba en las paredes de su antigua casa. Con un aire de serenidad y misticismo repasó los secretos que lo llevaron a convertirse en un entrenador silencioso y práctico y, a la vez, guía de varios deportistas nacionales.
Édgar El Chino Montero es fisioterapeuta de profesión y gestor de sueños por un inusual designio de la vida. Al amparo de la casa en la que sus abuelos maternos -Francisco Romero y Josefa Montero- forjaron sus ideales, El Chino hizo un recorrido por su devoción al deporte, el que lo llevó al encuentro con futbolistas como Óscar Ramírez, Juan Cayasso, Giovanny Ramírez, Joaquín Guillén, y el maratonista Pedro Jiménez.
Todos ellos atraviesan por un buen momento en su carrera, a pesar de que algunos, como el caso de Óscar y Juan, tienen una edad en la cual las voces del retiro suenan demasiado fuerte.
La voluntad y empeño con que estos atletas asumen los planes específicos que Édgar elabora, les permite andar con un paso más lejano y firme que sus compañeros. Y es cuestión de verlos en la cancha.
Óscar, a sus 35 años, juega con tanto entusiasmo como en sus mejores días. Cayasso volvió después de un largo y peligroso período de inactividad. Giovanny recibe elogios por parte de su técnico, Pedro Cubilla. Pedro recientemente obtuvo su primer triunfo en la décima Maratón Maximalta.
El secreto es que no hay secreto. Solo debe existir entrega y fe en lo que se hace y en lo que se puede.
Aquí es donde Édgar participa con sus consejos oportunos y sus trabajos de acondicionamiento físico, que tienen por fin complementar la labor que realizan en sus respectivos equipos.
"Yo veo el futbolista como un atleta porque en los clubes solo se hace un trabajo colectivo, que no ayuda a desarrollar las cualidades individuales."
Sus puntuales respuestas, El Chino las remataba con ciertos trazos de humor. Luego, llegaba un pequeño silencio que se volvía enigmático, que para él era en realidad un respiro en la conversación.
"Conócete a ti mismo"
Édgar explora en lo más íntimo de cada persona y logra descubrir el espíritu de lucha que anida en ella, y es así como conoce al deportista, y este se conoce a sí mismo.
En Óscar reconoció de inmediato que poseía una resistencia natural, pero que carecía de velocidad; en Juan que era rápido, mas de ritmo inconstante.
En Giovanny descubrió la necesidad de fundir la preparación tradicional con la gimnasia, y en Pedro su disciplina y deseos por escalar peldaños en el atletismo.
Esto lo llevó a mirar al deportista como lo que es: un ser individual que requiere de una guía personalizada.
"El propósito es entonces lograr un balance entre lo que realiza el jugador en su club y entre lo que yo les preparo.
Debe existir un equilibrio adecuado para evitar excesos de trabajo que pudieran afectar el rendimiento, porque buscamos, precisamente, todo lo contrario: aumentar el desempeño de cada uno de ellos.
"En ocasiones cuidamos detalles como la alimentación y los períodos de recuperación. Nos interesa también distinguir las cargas bajas y las altas porque sabemos que un atleta no siempre puede estar a un cien por ciento."
El Chino recomienda combinar la preparación física con la técnica por partes iguales. Él estima que en Costa Rica se le da preponderancia a lo técnico-táctico (70 por ciento), mientras que al aspecto físico de le dedica solo el 30 por ciento restante.
"Edson Arantes Do Nascimiento, Pelé, ya en sus tiempos, se entrenaba en 110 metros con vallas; es decir, se preparaba primero como un atleta y después como un futbolista."
La charla, que comenzó con el futbol y que pasó por el atletismo, concluyó con una reflexión acerca de Dios, pero en la que se incrustaron algunos pasajes del budismo e incluso del filósofo Séneca.
Cierre inevitable para un hombre de su talla: creyente, con aire de místico, conversador oportuno y para quien el prójimo puede llegar tan lejos como se lo proponga.