Redacción
El expresidente de la Federación Costarricense de Fútbol, Eduardo Li, le confesó a la jueza estadounidense Pamela Chen que se apropió de $90.000 (¢50,4 millones) dados por la FIFA para sufragar gastos del Mundial Femenino Sub-17 que organizó el país en 2014.
Según el comunicado de prensa publicado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos este viernes, el exjerarca aceptó que utilizó un sistema de facturas falsas para apoderarse del dinero.
Esta es la primera vez que la Federación Costarricense de Fútbol aparece mencionada por su expresidente, empero todavía el ente que rige el fútbol tico no se ha pronunciado, pues aduce que es un tema que solo involucra al expresidente.
"Como se ha tratado el tema desde su inicio, es un asunto que corresponde específicamente a don Eduardo y nos corresponde mantenernos al margen", comunicó la Fedefútbol por medio de una nota de prensa.
Li también reconoció un soborno de $500.000 (¢280 millones), el mismo provino de intermediarios de una empresa estadounidense de uniformes, que pretendía vestir a la Sele.
Este medio millón de dólares no fue recibido por el tico en su totalidad. Primero tuvo un pago de $230.000 (¢129 millones) entre 2014 y 2015, sin embargo, no recibió los restantes $270.000 (¢141 millones) pues fue arrestado el 27 de mayo de 2015 en Suiza.
Por otra parte, según una información de la agencia AFP, el costarricense reveló que recibió $300.000 (¢168 millones) de un soborno pactado por $500.000 (¢280 millones) dado por la empresa Traffic de Miami para obtener los derechos de transmisión y mercadeo de los partidos clasificadores para el Mundial de 2022.
No obstante, no especificó sobre los $200.000 (¢118 millones) restantes.
El exfederativo agregó, en el documento divulgado por el gobierno estadounidense, que "una persona que vivía en Florida (...) me pagó sobornos para que Costa Rica jugara amistosos que él organizó. Acepté decenas de miles de dólares de esta persona para autorizar estos amistosos", pero no se detalló de cuánto dinero se trataba.
Por último, el expresidente, al declararse culpable, también estuvo de acuerdo en devolver $668.000 (¢395 millones) al gobierno estadounidense, monto que fue recibido por sobornos.