El partido de la Selección de Costa Rica ante Panamá dejó cifras contundentes (derrota 1-0), que evidencian las falencias persistentes, muy a pesar de que el timonel interino Claudio Vivas destaque en sus declaraciones la evolución del equipo.
Con solo un 40% de posesión frente al 60% de su rival, 222 pases buenos contra 383, apenas 84 pases precisos en territorio adversario frente a 119, y solo dos remates directos contra tres, quedó claro que la Tricolor no logró imponer condiciones, ni siquiera como local.
Un equipo que renuncia al balón y depende únicamente de envíos largos no genera sorpresa ni confunde al adversario. Panamá detectó rápidamente el planteamiento costarricense y lo neutralizó en la segunda mitad. Como resultado, la Tricolor fue incapaz de hilvanar cuatro pases consecutivos y mostró una evidente carencia de ideas en ataque.
El problema de Costa Rica con la posesión no es nuevo. La selección no mejora en el manejo del balón ni en la elaboración de juego combinado. Los números lo reflejan: ante Panamá tuvo solo un 40% de posesión; frente a Guatemala, un 38% en casa y un 45% como visitante; contra Surinam, apenas un 36%. El único partido con posesión favorable fue contra Guadalupe en La Sabana, con un 61%.
Aunque el técnico Claudio Vivas asegura que hay avances, las estadísticas dificultan que los veamos. No hay evidencias de mejora significativa, y la falta de variantes tácticas complica aún más la situación. Tras el gol de Panamá, el equipo careció de respuestas, por más que el entrenador diga que sí las tuvieron, mientras los visitantes controlaban el balón con secuencias de hasta 15 pases.
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Es cierto que, al inicio del encuentro, la presión alta generó algunos robos de balón, pero las decisiones tras recuperar la pelota fueron apresuradas y poco efectivas. En síntesis, Costa Rica es un equipo sin posesión, ni elaboración, lo que dificulta enormemente conseguir victorias.
Siempre he insistido en que la Selección tiene una media cancha muy débil. La dupla con Brandon Aguilera y Jefferson Brenes no funciona y ante una medular muy buena, como la de los canaleros, no alcanza, porque tampoco los extremos llegan a imponerse si se juega con más profundidad. Es más, hay tantas falencias en la elaboración, que el mejor delantero (Manfred Ugalde) tiene que tirarse atrás para tratar de hacer ese trabajo de creación.
De igual forma, no se puede pasar por alto que hay futbolistas que no tienen el nivel en este momento para estar en la Selección, pero siguen jugando.
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