Miramar, Puntarenas. Un día después de encumbrar al Carmelita en la cima del futbol nacional, el director técnico Ulrich Kowalczyk se refugió en Miramar de Puntarenas.
Ahí, en una casa que fue su hogar durante los primeros tres años de residir en Costa Rica, "el alemán", como es conocido entre los porteños por su país de origen, departía con la familia mientras reparaba puertas, ventanas y demás piezas de la estructura.
Sentado en una hamaca, Kowalczyk confesó que el secreto de su éxito consiste en darle al jugador lo básico para sentirse motivado.
Tacos, buenos uniformes, canchas para entrenar, pero, fundamentalmente, paciencia y dedicación. Esas son, según el entrenador, las razones del buen momento carmelo, club que pretende sacudirse la etiqueta de "equipo pequeño".
Ojos celestes, cabello rubio y piel blanca, Ulrich hizo a un lado el martillo y los clavos, e inició la conversación.
Don Ulrich, ¿cómo hizo para levantar al Carmelita en tan poco tiempo?
Cuando llegué al equipo me encontré con un grupo de jugadores frenados mentalmente, que tenían más de lo que habían enseñado en el torneo pasado. Entonces, mi labor fue soltarlos y rescatar de cada uno sus mayores virtudes.
¿Fue difícil?
No, no, no... Lo único que hice fue sacar de sus mentes esa idea de que jugar en Carmelita significa ser candidato al descenso. Desde un principio prohibí hablar sobre el descenso. Es más, impuse una multa al que dijera esa palabra.
¿Y la disciplina?
No sé por qué aquí tachan de indisciplinados a los jugadores, cuando la mayoría son muy atentos y esforzados; tanto en Santa Bárbara como en Carmelita he encontrado gente de gran responsabilidad y sacrificio.
¿Cómo ha sido el proceso en Carmelita?
Gracias a que he logrado ofrecerles a ellos (futbolistas) todo lo que necesitan para entrenar y jugar, el acoplamiento ha sido bueno. Cuando el jugador sabe que el técnico se preocupa por él y lo apoya, rinde.
¿Tenía previsto que Carmelita ascendiera tan rápidamente?
Sinceramente, no. Sabía que íbamos a pelear los primeros lugares ya que el material humano es excelente, pero no creí que estuviéramos en primer lugar con tan solo cinco fechas.
Llegar a la cima a veces no es tan difícil como mantenerse arriba.
Es cierto. Sé que llegará alguna derrota, y creo que es bueno para que el jugador no se sienta superior. La clave consiste en soportar la presión y superar esos momentos, ya que solo así podemos aspirar a algo.
Entre turismo y futbol
Hablemos sobre su llegada a Costa Rica.
Fue en 1994, luego de estar en Venezuela seis años. Primero vine a trabajar en un hotel de montaña , llamado Vista Golfo de Nicoya, ubicado en Miramar, pero mi intención era ligarme al futbol.
Y, ¿cómo lo hizo?
Luego de tres años de trabajar en turismo, gracias a un amigo alemán conocí a José Mattera, quien me ofreció el puesto de encargado de las ligas menores de Santa Bárbara (1997) en su etapa como entrenador. Además de esa responsabilidad, me desempeñé como asistente de Mattera, primero, después de Juan Diego Quesada y Daniel Casas, y, a incios del 98, me pusieron como entrenador.
¿Cómo se ganó el respeto en un ámbito en que nadie lo conocía?
Esa es la palabra: respeto. Yo le ofrezco respeto y trabajo a los jugadores y junta directiva, y ellos me lo retribuyen. El hecho de ser alemán no me hace inflexible; soy de los que gustan hablar con el jugador y hacer que se sienta bien en la cancha, no tratarlo como a un niño tonto.
¿Cree que ya se ganó el derecho de piso?
Sí, no tengo que demostrar nada porque ya todos saben lo que hago.
¿Estuvo en el ejército?
Sí, luego de la secundaria tenía que estar 15 meses en la escuela militar, de los cuales los primeros tres aprendí aspectos básicos sobre armas y esas cosas, y el resto del período estuve en programas de futbol.
¿Qué hay de su niñez y juventud?
Por haber nacido en Munich, hice la primaria y secundaria en esa ciudad. Luego entré al ejército y después ingresé a la Universidad Técnica de Munich, donde estudié profesorado en educación física con énfasis en futbol.
Ganar, solo ganar
Usted alguna vez fue candidato para dirigir al Saprissa. ¿Se ve en un equipo grande algún día?
Primero quisiera que dejáramos de hablar de equipos pequeños y grandes. Para todo entrenador es bonito llegar a un equipo como Alajuelense o Saprissa, aunque le digo que en Carmelita trabajo muy a gusto.
¿Para que está el Carmelita de este año?
Para luchar por los primeros lugares.
Si se fuera de Costa Rica, ¿cómo le gustaría ser recordado?
Ya tengo una placa en el club, donde dice que luego de 41 años Ulrich Kowalczyk hizo que Carmelita venciera a la Liga. El resto sería que valoren mi trabajo.