Sentado en mi casa, en Santo Domingo de Heredia, he disfrutado la transmisión por streaming del primer partido de la semifinal del Torneo de Clausura 2024 del fútbol femenino entre Puerto Viejo y Sporting. Aparte del triunfo de las locales (1-0) con un gol de Winibian Peralta, lo primero es felicitar a la organización porque, finalmente, nos permiten poder seguir todas las incidencias del equipo.
Ver aquel cielo nítidamente celeste, la luz intensa de esa mañana tropical, el verdor característico del paisaje circundante del estadio y la algarabía de la gente, me produjeron unas incontenibles ganas de haber estado ahí, disfrutando aquella fiesta.
El equipo femenino de fútbol de Puerto Viejo ha tenido un sorprendente y rápido ascenso en su dinámica desde que llegó a la primera división del fútbol femenino costarricense.
En su segundo torneo ya está en semifinales, sobrepasando en ello a muchas otras divisas con más trayectoria. Esto habla, primero, de un grupo de jugadoras comprometidas y esforzadas, que se han planteado la autosuperación.
También destaca el profesionalismo de su dirección técnica, comandada por Carlos Avedissián, un viejo zorro del fútbol en general, y del fútbol femenino en particular.
A su amplio conocimiento y su acertada lectura del juego, se une la clara visión de lo que quiere lograr y hacia dónde quiere llevar este proyecto deportivo. El equipo técnico que lo acompaña también está contagiado del mismo pensamiento.
No sería posible lo uno y lo otro, sin un grupo de patrocinadores, tanto personas como empresas de la zona, que no han escatimado recursos e inversiones para sostener un proyecto que, posiblemente, en el corto plazo no genera un balance financiero positivo. Su recompensa está, principalmente, en un genuino sentido de responsabilidad social.
De que, con ello, mejoran el entorno de la comunidad a la que pertenecen. Han logrado que un amplio número de jugadoras, de todas las edades, tanto de la primera división como de categorías menores, estén comprometidas en una disciplina de ejercicio y sanos hábitos alimentarios.
Más importante aún, están haciendo de todas estas niñas y jóvenes, referentes y modelos para muchas niñas de la zona, que querrán aspirar a esos mismos propósitos de vida.
Esta apuesta directamente enriquece el presente y futuro de la comunidad, les crea sentido de superación. Son niñas que valorarán, para todos los ámbitos de sus vidas, la importancia del esfuerzo, y la concepción de que las metas de largo plazo se van logrando día a día. Esto las alejará de las garras de la droga, del dinero fácil y la violencia que ambas acarrean.
A esa ecuación de éxito hay que sumar la comunidad de Puerto Viejo, que se encuentra enardecida, siguiendo a su equipo de fútbol femenino. He subido todo el volumen para no perder los gritos de la gente, el vértigo detrás de cada jugada, el enojo a veces y las emociones en otras.
He reído con muchas de las frases gritadas, y me han contagiado, pese a la distancia, la alegría que el fútbol transmite. Y reconforta especialmente, que la mayor cantidad de voces que se escuchan son mujeres, también voces infantiles y de hombres.
Puerto Viejo tiene una ventaja de 1-0. No sabemos cómo terminará esta semifinal contra Sporting, ni el torneo, que ya está en su etapa final. No obstante, el equipo, su dirección técnica, sus patrocinadores y toda la comunidad de Puerto Viejo deben mantener viva esa motivación y compromiso.
Este es el tipo de proyectos deportivos que deben ser conocidos, estudiados y emulados por otros equipos de nuestros torneos de fútbol, tanto femeninos como masculinos, principalmente los de zonas agrícolas, costeras y limítrofes. Porque, pese a disponer de recursos limitados, han sabido aprovecharlos al máximo y mantener la cohesión de equipo con valores y visiones superiores.
La otra semifinal arrancará este domingo a las 3:15 p. m., con el clásico femenino entre Saprissa FF y Liga Deportiva Alajuelense.
* Víctor Chacón es economista y un aficionado del fútbol femenino.