No es casualidad. Es algo más que suerte y un tanto más de reflejos. Sus manos seducen con sencillez los lanzamientos del adversario, con astucia y picardía se vuelven cómplices de la victoria.
Primero fue Phillip Cocu, a media altura sobre su izquierda. Después fue Ronald de Boer, también a media altura pero a su derecha. Con sus acertadas intervenciones, el portero Claudio Taffarel regaló el martes a los brasileños la posibilidad de ser pentacampeones.
Criticado por unos, pero con el apoyo incondicional del técnico Zagallo, el jugador de 32 años es hoy genio y figura de los suramericanos.
"Ganamos una batalla muy dura, pero todavía falta ganar la guerra", aseguró minutos después de concluido el partido ante los holandeses.
La ilusión de aquel niño, que empezó a tejerse en Porto Alegre, hoy es una realidad, y con su última actuación concretó dos anhelos: el boleto a la final y un récord mundialista pues Taffarel se convirtió en el jugador brasileño con más encuentros en una Copa del Mundo (17).
En las olimpiadas de Seúl 88, su talento empezó a relucir y se convirtió en pieza clave. Logró detener un penal en semifinales frente Alemania y aseguró el pase de los verdeamarillos.
En 1994, la historia se repite. Claudio aparece como el gran héroe ante Italia y en la serie de penales le tapó el disparo a Daniele Massaro... minutos después celebraban el tetracampeonato en Estados Unidos.
Todos hablan
Luego de su desempeño, el nombre de Taffarel amaneció en boca de muchos, incluso dos madres brasileñas bautizaron a sus recién nacidos con el apellido del jugador.
Los periódicos también resaltaron su actuación y lo catalogaron como santo. "San Taffarel", "San Taffa", "Gracias, Taffarel", "El Bendito", y "Yo te amo, Taffarel" son solo algunas de las portadas que presentaron ayer las ediciones de los diaros brasileños Extra, Lance, A Gazeta Deportiva, Ataque y Jornal dos Sports, respectivamente.
No es para menos; en tres ocasiones el portero les ha regalado importantes premios en diez años con los auriverdes.
Este futbolista empezó su carrera sobre la gramilla a los 18 años cuando militaba con el equipo de Río Grande. También estuvo en el conjunto italiano del Parma y en el Reggiana.
Una vez finalizada la Copa de Estados Unidos, se mantuvo lejos por varios meses para porque quería desmotrarse a sí mismo que el futbol no es lo más importante en la vida.
Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de convivir aún más con su familia. Está casado con Andrea, una periodista a quien conoció durante una entrevista, y junto a quien formó un hogar hace cinco años. Son los padres de Catherine y Claudio.
Héroe de los brasileños, Taffarel espera concretar el pentacampeonato el próximo domingo bajo el arco del triunfo.
* Colaboró en esta información, Milena Fernández, redactora de La Nación. Textos basados en cables de las agencias AFP, AP, Reuters y de las páginas en Internet de France 98 y la FIFA.