Sin aportar un solo futbolista a la Selección Mayor en el proceso clasificatorio al 2002, clubes como Liberia, Santa Bárbara, Osa, Pérez Zeledón y Carmelita disfrutaron de los dineros del Mundial.
La medida de repartir el “pastel” en partes iguales fue acordada por los asambleístas y contrastó con el resto de los equipos, en especial con los que sí tuvieron una buena cantidad de seleccionados en las distintas rondas clasificatorias y la fase final de la copa.
La Fedefut, sin embargo, compensó en parte a clubes que, como Alajuelense, Saprissa y Herediano, aportaron una buena cantidad de sus miembros a la Tricolor, al transferirles sumas de dinero durante el período del 2000 al 2002.
Los rojinegros recibieron unos ¢36,3 millones de las arcas federativas durante ese período, según se consigna en la Memoria oficial elaborada por el anterior Comité Ejecutivo de la Fedefut.
Mientras los saprissistas concretaron ¢26,2 millones en los últimos dos años, los rojiamarillos se embolsaron ¢19,2 millones.
Pero las historias no concluyen allí. El descendido Puntarenas formuló una queja escrita a la Unafut, el 7 de setiembre, en la que exigió que también era merecedor de los premios del Mundial.
Según su presidente, Álvaro Moreno, “es injusto” que se le asignara a Liberia la parte proporcional que les tocaba por participar en los acuerdos federativos en el proceso de clasificación.
“Debería darse el 50 por ciento a Puntarenas y el otro 50 a Liberia”, sugirió Moreno en la misiva.
Pero la Unafut les respondió que la Asamblea de Primera División decidió que el dinero se repartiera en partes iguales a los clubes que jugaron en la temporada del 2001-2002, en la que no estuvo Puntarenas pero sí Liberia.
Los destinos de la plata fueron muy diversos. Mientras Carmelita la invirtió para su futuro proyecto de estadio, Limonense empleó una parte para cancelar las demandas de exjugadores que militaron en el club en la máxima categoría.