Se acabó. El arbitró pitó el final del partido en el Román Pascual y se me infla el pecho. Le digo a mami que grabe la imagen de la celebración a través del celular, porque es la única manera que tengo para seguir lo que está pasando. Vengo llegando de mi partido en Ankara y me invade un sentimiento tremendo de felicidad y orgullo.
Y es increíble, porque en la cábala de llamarte el día del partido me transmitiste un sentimiento de seguridad y confianza de que todo iba a salir bien y si así fue conmigo a miles de kilómetros de distancia, me imagino cómo puede ser con tus jugadores. A esos, quienes se han jalado un pedazo de torneo tremendo pero que han salido convencidos de tus ideas y de tu manejo grupal.
Has sido criticado Pa, pero bueno, ¿quién no lo ha sido? Eso es parte de tu trabajo y sabes convivir con eso, que es lo más importante. Nunca faltaste el respeto, nunca perdiste la caballerosidad, nunca te sentiste más o menos que nadie y, lo más importante, nunca perdiste tu objetivo y las metas que tenías por alcanzar. Nada te distrajo.
Y esto no es de ahora, esto ha sido así siempre. Desde tus comienzos en el camerino de Belén hasta ahora en el América de Cali. Una constancia, un compromiso y una resiliencia que te caracterizan, valores que tanto Mauro, Mami y yo admiraremos por siempre.
Gracias Pa por transmitirnos todos estos valores que te han llevado adonde estás hoy. A ser campeón.
¡¡¡¡CAMPEOOOOOOONES, CAMPEEOOOOONES, OLE, OLE, OLEEEEEEEE!!!!!!!
Sos un campeón,no sólo por el título, también de la vida. Se me hincha el pecho de orgullo por como has salido victorioso de la adversidad y renovado energías cuando las cosas no han salido como esperabas. Es tiempo de celebrar eso que tanto mereces! Felicidades👏🏽❤ pic.twitter.com/8703S9Pc0r
— Celso Borges (@CelsoBorgesCR) December 8, 2019