Fútbol Internacional

Cruel, inclemente fútbol

EscucharEscuchar

Es inmisericorde y despiadado, el fútbol. Y nadie como el portero debe soportar el ensañamiento antropofágico de la turbamulta. Una leyenda rusa afirma que ahí donde un arquero comete un error, el césped no vuelve a crecer. Hoy la gente pregunta: “¿qué fue de aquel porterillo malísimo que se tragó dos goles infantiles, en la final de la Copa de Campeones entre el Real y el Liverpool?” Han borrado hasta su nombre. Nadie quiere recordarlo. Desde aquella noche aciaga, cuando lo abandonaron todos los dioses del fútbol, es un fósil deportivo. Salió llorando de la cancha, llevándose las manos al corazón, y pidiendo perdón a la gradería. Dos errores como el Himalaya acabaron con su carrera: un saque de mano interceptado por Benzema, y un disparo desde 30 metros de Bale, que lo transformó en estatua de mantequilla… el Real, sin jugar bien, se llevó la copa por marcador de 3-1.

Loris Karius milita hoy clandestina, casi confidencialmente, en el oscuro Besiktas, de Turquía, donde sigue sin reponerse del naufragio de su Titanic. El sociolecto futbolero habla de “cometer un Karius”: pifiar de manera aparatosa y monumental. Este hombre bondadoso y magnífico portero (lo probó con el Manchester City), es hoy el hazmerreír de la comunidad mundial. Después del choque con Benzema sufrió una conmoción cerebral que explica el segundo gol. Pero eso es irrelevante para los verdugos y guillotinadores del fútbol.

Su correo electrónico se saturó de amenazas de muerte y mofas sangrientas. Jamás se le dio una segunda oportunidad con el equipo rojo de los Beatles. Hoy es apenas un fantasma, amarga reminiscencia, melancólica leyenda, fábula inmemorial, imagen que se difumina en el límite del olvido… como la Llorona o el Pisuicas. Eternamente estigmatizado por los desaciertos de una desventurada noche, por haber cometido el error de ser “humano, demasiado humano” (Nietzsche). ¡Ah, fútbol, despiadada maquinaria trituradora de hombres!

LE RECOMENDAMOS

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.