Dele Alli y su brutal confesión que hizo llorar a Gary Neville

“A los seis años fui víctima de abuso sexual por parte de un amigo de mi madre que pasaba mucho tiempo en nuestra casa. Mi madre era alcohólica. Me enviaron a África para aprender disciplina y luego me trajeron de vuelta”, comentó Alli.

Agregó: “Cuando tenía siete años, comencé a fumar, a los ocho empecé a traficar drogas. Una persona mayor me dijo que los niños en bicicletas no eran detenidos, así que llevaba mi pelota de fútbol y debajo llevaba las drogas. A los 11 años, me colgaron de un puente. Fue un hombre del vecindario, un tipo del vecindario de al lado”, señaló el jugador.

Al escuchar el testimonio de Dele Alli, Gary Neville no pudo contenerse, se quebró y lloró junto a él.

“Me resulta difícil encontrar palabras para describir esta publicación, pero por favor vean mi entrevista más reciente con Dele. Es la conversación más emotiva, difícil pero inspiradora de mi vida”, expresó Neville.

Dele Alli solía recurrir al alcohol y a pastillas para dormir después de regresar de su etapa en el Besiktas de Turquía. Hasta que un día se dio cuenta de que estaba en el camino equivocado y decidió buscar ayuda en un centro de rehabilitación.

“Es un testimonio desgarrador de un futbolista que intenta recuperarse y volver a ser quien era”, escribió el diario Marca de España.

“Me da miedo hablar de esto. Cuando regresé de Turquía y supe que necesitaba una operación, mi salud mental estaba muy deteriorada, así que decidí ingresar a un centro de rehabilitación para tratar mis problemas de adicción y traumas. Sentí que era el momento adecuado. No te pueden decir que vayas, debes darte cuenta por ti mismo y tomar la decisión, de lo contrario no funcionará”, explicó Dele Alli a Gary Neville.

“Mis padres biológicos fueron a los medios y empezaron a acusar a la familia que me adoptó, diciendo que se estaban aprovechando de mí. Querían revisar mis contratos. Después de eso, me sentí traicionado y defraudado. En una mañana en la que debía ir a entrenar, me miré al espejo y pensé en retirarme. Sí, a los 24 años, a pesar de que hacía lo que amaba. Por fuera sonreía, parecía que había ganado la batalla, pero por dentro, la estaba perdiendo…”.