Aquella tarde de noviembre muy pocos buscaron al joven Keylor Navas para entrevistarlo.
Con apenas 18 años, acababa de debutar defendiendo en el arco del Deportivo Saprissa, pero nadie frente a los vestidores del estadio morado pareció reparar en la importancia de ese hecho.

Ese mediodía del domingo 6 de noviembre del 2005, Saprissa y Carmelita habían disputado un partido casi de trámite.
Los morados sumaban 11 juegos sin perder, estaban a las puertas de clasificar a la semifinal del Torneo de Apertura 2005 y pensaban más en el Mundial de Clubes que debían jugar dentro de algunas semanas.
Ese panorama abrió las puertas para que el arquero que dos años atrás había llegado al club tibaseño desde Pérez Zeledón fuera titular ante los verdolagas.
“Medford sorprendió dejando en el banco a un consagrado como José Francisco Porras, aunque sí se había hablado mucho de Navas durante la semana, de sus cualidades, de que era el portero del futuro y el futuro había llegado”, recordó el periodista Arnoldo Rivera, que cubrió el duelo ese domingo.
Al final, fue un partido de pocas intervenciones para Navas. Con solo una acción de peligro en la primera parte y el placer de ver a su equipo irse arriba en el marcador.
Sin embargo, recién llegado del descanso, Carmelita igualó el marcador con un gol del ya entonces veterano Richard Smith.
“No pude hacer mucho en el gol, hubo mucha virtud del delantero. La verdad es que salgo satisfecho con el trabajo que hice, pero me hubiera gustado mucho ganar”, confesó el arquero al final del juego.
Ahí, bajo la gradería sur del estadio y mientras aclaraba que su nombre se escribía con “i”, Navas repasaba lejos de la prensa el primer partido de una carrera que casi nueve años después llegaría al puerto que siempre soñó.
Ayer, Keylor Navas (ahora con “y”) era el más buscado en el estadio Santiago Bernabéu. Medios de todo el mundo seguían cada uno de sus movimientos, conscientes de la importancia de tenerlo ahí.
Con 27 años, el guardameta salió del vestidor para enfrentarse a decenas de cámaras y miles de aficionados que llegaron a darle la bienvenida como el gran fichaje del Real Madrid.
Cuatro años atrás había llegado a España para jugar en la Segunda División con el Albacete Balompié. Descendió con los manchegos pero el Levante Unión Deportiva lo rescató para jugar a préstamo en la máxima categoría y aunque pasó un año en la banca, supo esperar para demostrar cuánto valía.
Era cuestión de tiempo. Tras una liga y un Mundial de ensueño, clubes grandes de Europa le echaron el ojo, pero el Real Madrid tuvo todo para llevarlo a su arco.
“Los que estuvimos aquel día jamás podríamos imaginar que llegaría a esto, pero los que vivimos momentos duros con él, sabemos que tiene carácter para estar donde hoy está”, cuenta el exdefensor Reynaldo Parks, que acaparó todos los micrófonos aquella tarde en Tibás.