¿Qué significa este Mundial para Costa Rica?
Significa muchas cosas. Desde el punto de vista de la proyección-país es una gran oportunidad para que Costa Rice se dé a conocer aún más, también es una oportunidad para que deportistas nacionales se midan a los mejores del mundo, porque ya no podemos conformarnos con competir entre nosotros. Finalmente es una oportunidad para las mujeres en el deporte, que en algunas áreas sigue siendo subestimado.

¿Cómo describiría todo el largo proceso de organización, en el que se perdió el Mundial y hubo que correr para recuperarlo?
Azaroso. Inició con controversias y tensiones, pero las superamos. Ahora estamos cerrando con alegría, especialmente por lo que las jugadoras lograron darle al país. Convocaron a Costa Rica por medio de su esfuerzo y generaron gran ilusión.
¿Qué pensó cuando supo que Costa Rica ya no organizaría el Mundial (la noticia se conoció el 28 de febrero del 2013)?
Recuerdo que fue algo de pocas horas. Empecé a escuchar un rumor y en unas horas ya la FIFA tenía la noticia colgada en Internet. Después supe que habría hasta una conferencia de prensa aquí. Ahí sentí frustración, indignación y coraje. No podía ser posible. Pedí información para ver si en el poco tiempo que quedaba podíamos organizarlo. Lo que me dijeron me hizo creer que sí. Eso me llevó a hacer una llamada a FIFA. Puse la cara y les dije que sí se podía. Les dije: ‘Costa Rica no puede permitir esto, merecemos una segunda oportunidad’.
¿Que más dijo ese vez?
Que entendíamos las preocupaciones y que entendíamos que recibieron señales que los confundieron, pero que Costa Rica no era así. Garanticé que el Gobierno honraría sus compromisos y que el país y la Fedefútbol sí tenían la capacidad. Poco después recibí otra llamada en la que me dijeron que estaba bien (21 de marzo).
Debió ser extraño hasta para FIFA escuchar , ‘aló, le habla la presidenta de Costa Rica’...
Yo no quise dar a conocer con quién hablé para proteger a esa persona, pero sin duda debió ser sorpresivo. La relación con la FIFA no la llevan los gobiernos. Puedo estar acostumbrada a llamar al Secretario General de la OEA o hasta el de la ONU, pero no a la FIFA. Pero más allá de eso, lo importante fue superar esas tristes circunstancias. Era nuestra obligación con el deporte de Costa Rica.
¿Hubo alguna reprimenda a la Fedefútbol por la desorganización? Porque La Nación lo publicó, FIFA no nos quitó el Mundial, hubo una carta del 22 de febrero en la que se renunciaba a el...
No, es que mi obligación fue mirar para adelante. Eso sí, pusimos condiciones y en la Fedefútbol lo reconocieron. Una fue que debíamos integrar un comité organizador de buen nivel. Se puso al frente Federico Rojas. que ha hecho un excelente trabajo.
¿Qué fue lo más difícil?
Convencer al país de que valía la pena. Fue duro escuchar gente a la que le pedíamos apoyo decir ‘es un torneíto, no tiene interés comercial, no es la Mayor’. Fue duro porque nos dimos cuenta de aún hay barreras en el deporte femenino. Pero insistiendo e insistiendo estamos adonde estamos ahora.
¿Cuál es el sentimiento suyo en este momento?
Es casi que maternal. Me siento como si estuviera en los zapatos de todas las mamás de esas chicas. Yo tengo un hijo de esa edad y cuando los niños realizan sus sueños después de tanto sacrificio, se siente mucha emoción y orgullo. Me conmuevo cada vez que me las imagino en la cancha.