
Libertad. Paseos, compras, esparcimiento y sexo a discreción constituyen los nuevos conceptos de amor a la mexicana que predica para sus pupilos el seleccionador Hugo Sánchez, en la flexible concentración azteca de la Copa América.
Al mejor estilo del técnico brasileño Carlos Alberto Parreira en la Copa del Mundo Alemania 2006, el expichichi quiere futbolistas plenos y felices, donde la única preocupación sea la de pelear un lugar en el once titular y optimizar sus rendimientos.
Con armonía y profesionalismo como premisas, Sánchez autorizó al plantel a convivir con sus novias, esposas y demás familiares en el hotel, en régimen de habitaciones separadas, pero con tiempo suficiente para la intimidad.
“Cada quien sabe si le afecta o le beneficia, conoce lo que le da y lo que le pide su cuerpo. Hugo (Sánchez) nos trata como seres humanos y nos reclama la madurez necesaria para que cada uno sea libre de elegir lo que crea más conveniente", agregó el defensa Israel Castro.