Miles de trabajadores migrantes participaron en Doha, luciendo los colores de selecciones como Argentina, Brasil o Inglaterra, en un desfile en apoyo al Mundial de Qatar 2022, según constató un equipo de la AFP.
Se trata de una infrecuente aglomeración tolerada por las autoridades de este pequeño emirato del Golfo, donde las manifestaciones no autorizadas pueden ser perseguidas judicialmente.
El primer país árabe en organizar el Mundial (20 noviembre-18 diciembre) recibe regularmente críticas por parte de las ONG internacionales por el trato a centenares de miles de trabajadores, procedentes principalmente de otros lugares de Asia, en las grandes obras de preparación del Mundial.
“La policía ha sido informada con antelación”, afirmó uno de los organizadores de esta marcha, que pidió mantenerse en el anonimato.
Miembros de las fuerzas del orden siguieron de cerca el desarrollo del desfile, donde se vieron especialmente camisetas albicelestes de Argentina y verdeamarillas de Brasil.
Los migrantes representan más del 80% de los 2,8 millones de habitantes de Qatar. Son mayoritariamente originarios de India, Pakistán, Bangladés, Nepal o Filipinas, o de países africanos como Kenia y Uganda.
“A los trabajadores extranjeros en Qatar les encanta el fútbol y han comprado un gran número de entradas” para el Mundial, añadió el organizador.
“Es un día de alegría para nosotros”, afirmó Rajesh, uno de los hinchas en el lugar. “No es una cuestión de política, vamos únicamente a cantar por el fútbol, sobre todo por Lionel Messi”, añadió.
“Esta es nuestra libertad de expresión”, dijo Aju, también seguidor de la selección argentina. “Las condiciones de trabajo son por supuesto difíciles (...) pero el Mundial es un evento único”, añadió.
A finales de agosto, las autoridades cataríes expulsaron a decenas de trabajadores extranjeros que bloquearon la circulación delante de la empresa para la que trabajaban, para reclamar sus salarios impagados.
Doha, que les acusó de haber “contravenido las leyes sobre la seguridad pública”, afirma haber realizado numerosas reformas en los últimos años, especialmente fijando un salario mínimo de unos 207 euros (214 dólares, al cambio actual) mensuales y aboliendo en gran medida el sistema que impedía a los trabajadores migrantes abandonar el país o cambiar de trabajo sin la autorización de su empleador.