Antes de que el árbitro Wálter López culminara el partido entre Panamá y Costa Rica (2-1), ya los jugadores canaleros y los aficionados celebrabran su pase al Mundial Rusia de 2018.
Pero la imagen de la noche sucedió con el pitazo definitivo, en ese instante las lágrimas fueron las protagonistas de una fantasía.
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Con esa palabra el técnico Hernán Darío Gómez describió el histórico boleto a la cita planetaria.
"Esto parecía como de sueño, como fantasía, pero nunca perdí las esperanzas. Apenas vi a Román perfilado, la personalidad y capacidad de él es grandiosa", comentó el estratega sobre la segunda anotación.
El Bolillo también dijo que la clasificación fue justa, dejando de lado el gol fantasma que significó el 1-1 parcial.
"Se nos complicó por el partido ante Estados Unidos (derrota 4-0), pero teníamos esta opción ante un gran equipo que gracias a Dios fue serio, honesto y leal al fair play como Costa Rica".
El llanto desconsolado del zaguero Adolfo Machado dejaba claro que su selección consiguió un hito.
"Al estar abajo en el marcador nos dimos una sacudida y pudimos lograr la victoria; sabíamos que no podíamos fallar, hace cuatro años vimos que el mundo se nos venía encima y hoy llegamos con esa fe y convicción que sí podíamos", apuntó el defensor.
Tan cerca y al mismo tiempo tan lejos había tenido Panamá la opción de participar en la fiesta más grande del fútbol, que para ellos la gesta parece irreal.
"Estoy sumamente feliz de esto, siento que estoy soñando despierto. Era un objetivo que tenía atrasado, me faltaba", expresó el exmorado Jaime Penedo.
El portero es parte de la mejor generación de futbolistas de Panamá y quedar fuera del Mundial hubiera sido un final desastroso ante años de varios intentos.
Gabriel Gómez, reconoció que ya era el momento, porque esa camada está en el final de su ciclo.
"Esperemos que esto sea el impulso que necesita nuestro fútbol para despegar; estamos muy felices de esta clasificación", apunto el volante.
La fiesta apenas empezaba en Panamá: "Ahora a celebrar, a celebrar", dijo Aníbal Godoy.