La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría representar un desafío importante para la organización del Mundial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) 2026. Durante su primer mandato, Trump implementó políticas migratorias restrictivas que generaron tensiones con la FIFA, y existe el temor de que estas puedan repetirse, informó TyC Sports.
En 2017, Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía la entrada al país de personas de varios países de mayoría musulmana, lo que contravenía los principios de libre circulación que la FIFA exige para la celebración de sus eventos. La FIFA, que aboga por la inclusión y la movilidad de jugadores, aficionados y periodistas, se vio obligada a solicitar garantías a la administración estadounidense.
Durante su campaña electoral, Trump reiteró su intención de apoyar las políticas migratorias, lo que ha reavivado las preocupaciones sobre el acceso al país para la clave personal del Mundial. Ante esta situación, la FIFA podría revisar nuevamente las condiciones para que Estados Unidos siga siendo una de las sedes.
El Mundial 2026, que será organizado conjuntamente por Estados Unidos, México y Canadá, es un evento de gran magnitud que requiere la colaboración de los gobiernos de los tres países. Si las políticas de Trump afectarán la entrada de ciudadanos de ciertos países, la viabilidad de que Estados Unidos mantenga su estatus como sede podría verse comprometida.
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La FIFA ya ha manifestado su preocupación en el pasado sobre las políticas de Estados Unidos. Víctor Montagliani, presidente de la Concacaf, expresó en 2017 que cualquier política migratoria que excluya a determinados grupos podría poner en peligro la candidatura de Estados Unidos para el Mundial.
Aunque el gobierno de Trump aseguró en su momento que todos los deportistas, funcionarios y aficionados tendrían acceso sin discriminación, no se descarta que una nueva administración de Trump restablezca políticas más estrictas que pongan en jaque estas garantías.
Antecedente que podría poner en riesgo a Estados Unidos como sede
El precedente del Mundial Sub-20 en 2023, que fue retirado a Indonesia por negar la entrada a Israel, podría ser un ejemplo de que Estados Unidos debe tener en cuenta, señaló el medio citado. La FIFA ha demostrado que puede tomar decisiones drásticas cuando las políticas de un país sede van en contra de sus principios.
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Además, los jugadores y equipos de países afectados por las posibles restricciones migratorias podrían encontrar dificultades para participar en el torneo, lo que generaría una presión adicional sobre los organizadores.
A menos de dos años del Mundial, la incertidumbre crece. Estados Unidos deberá mostrar una postura clara y garantista si quiere evitar que las políticas migratorias de Trump se conviertan en un obstáculo para la celebración del mayor evento deportivo mundial.
La decisión final de la FIFA sobre si mantener o no a Estados Unidos como sede dependerá, en gran medida, de cómo evolucione la situación política y de las acciones que tome una posible administración de Trump para asegurar la plena participación en el evento deportivo.
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