Madrid. El presidente del fútbol español, Luis Rubiales, presentará su renuncia ante una asamblea de su federación convocada tras la polémica que desató por besar en la boca, sin consentimiento, a una de las ganadoras del título mundial. Así lo anunciaron los medios españoles.
El dirigente de 46 años se convirtió en blanco de críticas de diferentes sectores de la sociedad desde que sujetó con ambas manos la cabeza de Jennifer Hermoso, la N.10 de la Roja femenina, y le dio un beso en la boca por sorpresa. Todo esto fue captado por las cámaras en el podio del estadio de Sídney justo después del título logrado por España ante Inglaterra.
Este gesto suscitó reacciones de distintas instancias del fútbol español e internacional, desde la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la Liga Profesional de Fútbol Femenino hasta el sindicato internacional de jugadores FIFPro, además de la FIFA.
La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), la máxima entidad del fútbol mundial, abrió este jueves un proceso disciplinario en su contra. La RFEF no confirmó la información y se negó a hacer comentarios.
También políticos españoles se pronunciaron al respecto, con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el ministro en funciones de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, criticando lo sucedido.
El pasado 22 de agosto por la tarde, la RFEF convocó una asamblea “con carácter de urgencia” para el viernes y puso en marcha una investigación interna sobre el incidente.
Según los medios españoles, Rubiales presentará su dimisión en dicha asamblea, ese será el tema central, la convocatoria está prevista para las 10H00 GMT en Las Rozas, en la periferia de Madrid, a la que están convocados 140 asambleístas.
“En base a los últimos hechos acontecidos durante la ceremonia de premiación del Mundial femenino conquistado por la Selección Española el pasado domingo en Sídney, (...) se iniciaron las diligencias internas de la Federación referentes a asuntos de Integridad”, señaló el comunicado de la instancia del fútbol español.
El domingo 20 de agosto, poco después de la difusión de ese beso ante una audiencia planetaria, y a su regreso a los vestuarios, Jennifer Hermoso afirmó, refiriéndose a lo sucedido, a través de una transmisión en vivo de Instagram: “¡No me ha gustado, eh!”.
Poco después, en declaraciones transmitidas a la prensa por la RFEF, la jugadora explicó que se trató de un “gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial”.
Rubiales, que en un principio llegó a insultar a quienes le criticaban, pidió perdón horas después en un video. “Hay un hecho que tengo que lamentar y es lo que ocurrió entre una jugadora y yo, con una magnífica relación entre ambos, al igual que con otras, y donde seguramente me equivoqué”, afirmó.
Sus disculpas no convencieron a una parte de la opinión pública española y tampoco al Consejo Superior de Deportes, un organismo público español que depende directamente del ministerio y que amenazó con llevar el caso al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y tomar medidas si la RFEF no lo hacía.
En cuanto a Hermoso, hizo saber a través de su sindicato, Futpro, su deseo de que se tomen “medidas ejemplares” contra Luis Rubiales.
La Liga Profesional de Fútbol Femenino exigió la inhabilitación de Rubiales, mientras que el jefe de gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, calificó el beso forzado como un gesto “inaceptable”.
Para la Liga F, “la gravedad de lo sucedido, el daño causado y el rechazo unánime a nivel mundial obligan a tomar decisiones. La sociedad se manifestó con claridad. España y el fútbol español no merecen un representante de este nivel, y las instituciones deben acompañar y dar respuesta al sentir de la sociedad”.
Las reacciones a ese beso se hicieron notar más allá de las fronteras españolas. Desde la estadounidense Megan Rapinoe, una de las futbolistas más conocidas del mundo, hasta Amnistía Internacional, que consideró que ese beso es un acto “de violencia sexual en el entorno de trabajo y ejercido por un superior jerárquico”.
Cada vez más voces se elevaron, como la de Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, para quien Rubiales “no se comportó como un presidente de una federación”.
Queda por saber si la asamblea general reunirá el número suficiente de votos para aplicar una eventual decisión. Es necesaria la presencia de al menos el 50% de los asambleístas, pero la Federación Vasca y numerosos representantes de clubes ya anunciaron que no asistirán a la cita dada la gravedad del caso.