Madrid. La Roja, afectada por el caso del beso entre Luis Rubiales y Jenni Hermoso, ya se vio sacudida hace un año por la rebelión de quince jugadoras contra el seleccionador Jorge Vilda, quien está próximo al jefe de la federación española de fútbol y cuya salida parece inminente.
El 22 de setiembre del 2022, un comunicado de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) anunció que quince jugadoras no deseaban continuar vistiendo la camiseta de la Roja mientras Vilda permaneciera al mando del equipo. Alegaban que se estaban presentando “situaciones” que afectaban su “estado emocional y personal”, así como su “rendimiento”.
En la prensa, el entorno de algunas jugadoras denunció métodos considerados “dictatoriales” y ataques a su intimidad por parte de Vilda, quien las obligaba, por ejemplo, a mantener las puertas de sus habitaciones abiertas durante las concentraciones, apareciendo en ocasiones para conversar por la noche. Algunas incluso simulaban estar dormidas para evitarlo. Otras relataron que Vilda llegaba a revisarles las maletas o a exigirles información sobre con quién tomarían un café.
En el ámbito deportivo, las “rebeldes” criticaban la falta de exigencia en los entrenamientos de Vilda, los cuales, en su opinión, no estaban a la altura de un nivel profesional.
La RFEF elevó el tono y afirmó que no permitiría que las jugadoras cuestionaran “la continuidad” de Vilda y su cuerpo técnico. Además, respaldó al seleccionador, quien ahora parece estar a punto de dejar su puesto debido a su cercanía con Rubiales, suspendido de su cargo.
Esta proximidad quedó patente el pasado viernes, cuando Rubiales anunció sorpresivamente, en un discurso en el que rechazó renunciar, que extendería el contrato de Vilda y aumentaría su salario a medio millón de euros anuales.
“Malestar general”
Unos días antes de la rebelión del 2022, Jennifer Hermoso, la jugadora que fue besada por Rubiales durante las celebraciones del triunfo de la Roja en el Mundial, provocando el escándalo, convocó una rueda de prensa para denunciar el “malestar general” dentro del equipo con Vilda.
Hermoso, quien no formó parte del grupo de las quince, posteriormente brindó su apoyo en redes sociales a la revuelta de sus compañeras, al igual que lo hizo la capitana y Balón de Oro, Alexia Putellas.
Con el respaldo de Rubiales, Vilda convocó a un equipo sin las 15 rebeldes para los partidos de preparación rumbo al Mundial del 2023.
Sin embargo, a medida que se aproximaba el Mundial (del 20 de julio al 20 de agosto), lejos de los reflectores, las quince, conscientes de la importancia del evento para sus carreras, se pusieron en contacto con la federación y muchas de ellas dieron a conocer su disposición para volver a vestir la camiseta de España.
Finalmente, tres de ellas, Aitana Bonmatí, Mariona Caldentey y Ona Batlle, fueron convocadas.
Bonmatí, centrocampista del FC Barcelona, destacó como una de las mejores jugadoras del torneo y aspira al premio de la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) a la mejor jugadora de la temporada 2022-2023.
Desde la rebelión, la situación mejoró para las jugadoras de la Roja, según la prensa, ya que ahora cuentan con un nutricionista y un fisioterapeuta, participan en sesiones preparativas con informes sobre los equipos contrarios y disfrutan de mejores condiciones de viaje junto a sus familias.
LEA MÁS: Jenni Hermoso apoya a las jugadoras de la Roja que mostraron su malestar
Además, “se acabó la obligatoriedad de dejar la puerta de la habitación abierta por si Vilda quería pasarse a saludar”, señaló el pasado 30 de agosto el diario El País.