Las venezolanas Deyna Castellanos y Gabriela García suman nueve goles en lo que va del Mundial Femenino Sub-17 2014 .
No hay ninguna otra pareja en ataque que lleve esos números en todo el certamen. Eso quiere decir que no hay pareja en su nivel como la que ellas conforman.
Una se puede decir que es hasta un poco coqueta; también habla con suma tranquilidad. Es la centrodelantera, la que cierra la pinza gracias a un olfato de gol envidiable. Es Castellanos, quien lleva cinco anotaciones, la mayoría asistidos por su contraparte.
La otra es lo opuesto, tímida a más no poder cuando le aparece una cámara o una grabadora. Es la que juega por el costado, la que se crea sus propias oportunidades con base en una técnica y potencia que no es usual en la categoría. Es García, quien suma cuatro tantos.
Química. Son tan distintas que quizás por eso es que tienen tanta química cuando pisan el área rival.
“Nos entendemos muy bien porque hemos llevado un largo proceso de trabajo. Cuando en el primer partido nos dijeron que íbamos a ser las titulares nos pusimos muy contentas. Nos motivamos porque sabíamos que podíamos llegar largo”, expresó Castellanos, de solo 14 años y oriunda de Aragua.
“Por la constancia que hemos tenido es que podemos entendernos así. Eso sí, nunca pensamos que haríamos tantos goles”, dijo García, de 16 años y proveniente de un pueblo llamado Tunapuy, en Sucre, en el cual dice que ahí el fútbol femenino ni siquiera se conoce.
Precisamente sobre eso habló el técnico, Kenneth Zseremeta.
“Ambas son jugadoras que provienen de una sociedad machista, hostil, de exclusión, que no da las mismas oportunidades a las niñas. Ellas han luchado mucho para estar aquí. Tienen un deseo enorme de crecer. Por eso es tan valioso el fútbol femenino”, expuso.
Esos anhelos se notan en sus discursos, los cuales coincidieron en que aparte de ser campeonas, alguna de las dos tiene que devolverse a Venezuela con el título de goleo.