Pruebas en poder de La Nación revelan que dos transferencias de dinero, desde una cuenta de la Fedefútbol utilizada para el Mundial Sub 17 femenino del 2014, fueron a parar a otra en Panamá, a nombre de una sociedad usada por Jeffry Webb, expresidente de Concacaf, para recibir sobornos millonarios.
Se trata de $172.000 pagados usando facturas de la empresa Forward Sports International Management Inc., por la supuesta compra de 8.000 balones y 5.000 uniformes que nunca ingresaron a la Federación ni fueron usados durante el Mundial.
Las instrucciones para la transferencia fueron firmadas por Eduardo Li y el entonces secretario general de la Federación, Rafael Vargas Brenes, el 29 de agosto ($80.000) y el 12 de septiembre ($92.000) del 2013 con la particularidad de que la orden de compra que motivó los pagos tiene fecha del 23 de septiembre, muchos días después de que ya se habían realizado las transferencias por medio de Bancrédito.
La cuenta y la sociedad a la que se transfirió el dinero eran usadas por gente allegada a Jeffry Webb para que éste recibiera pagos de comisiones, entre ellas las de Traffic, la empresa comercializadora de los derechos de televisión para la Concacaf y varios países de la zona, entre ellos Costa Rica. De hecho, en su declaración de culpabilidad ante la justicia de los Estados Unidos, Eduardo Li admitió haber aceptado un soborno para cederle a Traffic los derechos de transmisión de los partidos de la Sele.
“Yo acepté recibir un soborno por 500.000 dólares y de hecho recibí 300.000 por este contrato”, dijo el costarricense, declaraciones hechas públicas por la Fiscalía de EE. UU. en octubre del año pasado.
En su confesión, Eduardo Li reconoció haberse apropiado de más de $90.000 dados por la FIFA para el Mundial Sub 17 femenino, mediante el uso de facturas falsas, y esa suma coincide con una de las transferencias citadas en este reportaje. No es claro si se trata del mismo hecho. En todo caso, de ser así, se habría utilizado idéntico mecanismo para la otra factura de $80.000.
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Personeros de la Fedefútbol, entre ellos el presidente Rodolfo Villalobos, declararon que los implementos deportivos con cuya compra se justificaron las facturas en cuestión, no ingresaron a la Federación. Es claro que el destino final de los dineros fue una cuenta bancaria en Panamá, a nombre de Forward Sports International Management Inc., controlada por Webb a través de Canover Watson, su amigo, tesorero en ese entonces de la Federación de Islas Caimán y vicepresidente de la Unión de Fútbol del Caribe.
Dicha razón social es parte de un entramado de sociedades creado por Watson y Bruce Blake, presidente de la misma Federación, y utilizada por el exjerarca de Concacaf, Webb. Para ese entonces, Watson era miembro además de la Comisión de Auditoría y Conformidad de la FIFA.
La acusación de la justicia norteamericana, en relación con un soborno de $1,1 millón pagado en el marco de la negociación de la Concacaf con Traffic en el 2013 explica que “cuando Webb y Sanz discutieron, la mejor forma de efectuar el pago de sobornos, Webb decidió utilizar una compañía entranjera que fabrica uniformes de fútbol y balones de fútbol. Se observó que un estrecho colaborador de Webb, co-conspirador #24 (citado en la acusación para no entorpecer las investigaciones) , tenía conexión con “Soccer Uniform Company A” (nombre ficticio utilizado por la Fiscalía de EE. UU. en su acusación).
Cuando habla de Sanz, alude al entonces secretario general de la Concacaf, Enrique Sanz, quien antes de integrar la gran familia del fútbol laboraba para la citada empresa Traffic. Fue despedido de la FIFA en 2015 tras una investigación interna.
En tanto, Canover Watson como Jeffry Webb están hoy fuera de la organización futbolística, expulsados de por vida, al igual que Eduardo Li. Además los isleños fueron acusados, y Canover ya sentenciado a siete años de prisión, en Islas Caimán, por “blanqueo de dinero” y abusar de cargo público en beneficio propio.
Webb espera condena en Estados Unidos por apropiarse de millones de dólares durante su gestión como dirigente. Detenido en 2015 como parte del 'FIFAgate', se declaró culpable de conspiración de crimen organizado, tres cargos de fraude y corrupción y otros tantos de lavado de dinero.
Webb, Sanz y Li eran muy amigos. De hecho, el entonces Secretario de la Concacaf registraba más de 25 visitas al país hasta el momento de la detención del exjerarca nacional. Se les veía a menudo en el estadio o en eventos como el Mundial. Webb fue el que prácticamente salvó el Mundial para Costa Rica, después de que la FIFA se lo había quitado por los atrasos en las obras.
Aunque la Fiscalía se reserva el verdadero nombre de la empresa panameña usada para el pago de sobornos a Jeffry Web, un reportaje del periódico “The Cayman Islands Journal” la identifica como Forward Sports International Management y otros documentos en poder La Nación lo confirman.
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Los $172.000 se enviaron en dos transferencias desde Bancrédito, debitando los montos de las cuentas de la Fedefútbol 101538401 y 106011428, en dólares. En el primer caso se utilizó de intermediario el HSBC Bank U.S.A., ubicado en la Quinta Avenida de Nueva York, con destino final al Capital Bank INC panameño, por la compra de cinco mil uniformes y zapatos, en pago de la factura 953, membretada con el nombre de Forward Group (PVT) Ltd. Pakistan, por la oficina de Ventas de Bronheim, Alemania.
Esa primera factura, con el número 953, por $80.000, fue emitida el 15 de julio del 2013 y la transferencia hecha el 29 de agosto. La segunda factura, por $92.000, tiene fecha 12 de setiembre del 2013, emitida por una supuesta oficina de Forward Sports Internacional Inc, en el Centro de Panamá, en Plaza Ocean Business, y ese mismo día Li y Vargas giraron instrucciones para que Bancrédito hiciera la transferencia.
Los dineros fueron a una misma cuenta, la 01-202-01875-0 del Capital Bank de Panamá, cuyo beneficiario es el Forward Sports International Management Inc.
Extrañamente, en relación con los $92.000, la factura se emitió el 12 de setiembre y ese mismo día se hizo el trámite para las transferencias por parte de Bancrédito; el pago se concretó el 18 de setiembre, pero la orden de compra está fechada 23 de setiembre. Es decir, según esos documentos, primero se hizo la compra con respectivo pago y después la orden de compra.
Tres miembros del anterior Comité Ejecutivo de la Fedefútbol y que ahora repiten en ese organismo, dijeron en el anonimato no tener conocimiento de que los 5.000 uniformes y 8.000 balones de fútbol facturados llegaran a la Federación. La compra en sí no tenía mucha lógica sobre todo porque la Federación no suele comprar ese tipo de implementos: los patrocinadores oficiales y la FIFA se encargaban de suplirlos sin costo alguno para la Fedefútbol.
Facturas reveladoras
Aunque una factura está a nombre de Forward Group (PVT) Ltd. Pakistan (nombre de una compañía pakistaní que vende uniformes) y la otra tiene como emisor a Forward Sports International Inc, el documento con membrete de la Federación de Fútbol y firmado por Eduardo Li y Rafael Vargas dirigido a Bancrédito revela que el beneficiario es Forward Sports International Management Inc (la compañía incriminada por la fiscalía estadounidense). El número de cuenta coincide en ambos casos.
¿Por qué la Fedefútbol pagó un dinero por unos implementos que nunca recibió?, ¿por qué a una cuenta de una empresa panameña que, aparentemente, no tenía nada que ver con Eduardo Li, ni tampoco con Rafael Vargas? ¿Para quién era el dinero?
En su momento Eduardo Li justificó el pago —según un dirigente del Comité Ejecutivo, que solicitó no reveláramos su nombre—. Lo que explicó Li es que la FIFA quería motivar a los jóvenes en la práctica del fútbol y además crear un buen clima para el Mundial Sub 17 femenino que ya se acercaba, por lo que esos implementos irían a parar con tal fin a diferentes zonas del país.
La revelación de Eduardo Li de haberse apropiado de más de $90.000 del Mundial sub 17 femenino, mediante el uso de facturas falsas, y la aparición de los documentos en la Fedefútbol, aparentemente detonó las alarmas. La fiscalía de EE. UU. publicó un extracto de la declaración de culpabilidad el 8 de octubre del 2016.
El texto dice lo siguiente: “Li malversó para su propio uso más de $90.000 de los fondos que la FIFA envió a la Fedefútbol para apoyar el torneo de fútbol de la Copa Mundial Femenina”.
En la Federación encontraron las citadas facturas, según admite Rodolfo Villalobos, quien asegura haber solicitado la salida de Rafael Vargas por pérdida de confianza, si bien —aclara— no había ni hay delito alguno comprobado.
Vargas dejó su puesto con un mutuo acuerdo que implicó el pago de prestaciones, pero no se alejó del todo del fútbol costarricense. Al contrario, hoy es presidente de la Federación de Fútsal, una dependencia de la Fedefútbol.
En tanto, los documentos encontrados fueron entregados a la Fiscalía de Fraudes en Costa Rica como prueba en la investigación que realiza por denuncia del mismo ente federativo contra Eduardo Li y otros.
El exsecretario Rafael Vargas, entrevistado este jueves por La Nación, acepta que no sería extraño si él firmó las órdenes de compra —aunque no lo recordó con precisión— pues esa era su obligación: firmaba "el 90%" de las órdenes de compra del mundial femenino.