Argentino de nacimiento, delantero, figura y además un ídolo, Adrián Mahía Gargantini, jugador sudamericano que se cansó de hacer goles con la camiseta del Saprissa a finales de los 90′s e inicios del año 2000, no olvida el color morado.
Mahía se declara un enamorado del Monstruo, y todavía lamenta no haber terminado su carrera en la S. Han pasado 19 años desde que se despidió de Tibás y confiesa que su salida del club se produjo por razones extrafutbolísticas.
El romperredes conversó ampliamente con La Nación desde su natal Argentina. Actualmente reside en la zona de San Rafael de Mendoza, en medio de un entorno en el que disfruta de la naturaleza y de su nueva pasión, la pesca de mosca.
Con algo de nostalgia, el exjugador se refirió a los goles anotados con el equipo morado y sonrió al recordar a Wálter Centeno, Óscar Ramírez, Alonso Solís, Víctor Cordero y los hermanos Drummond, algunos de los futbolistas con los que compartió vestuario.
Su mejor recuerdo es la relación que consolidó con el aficionado y cómo la gradería sur del Ricardo Saprissa vibraba cuando ponía la pelota en la red; luego solía montar su espectáculo con una celebración acrobática para escuchar los aplausos de los seguidores.
Incluso, rememora un momento clave en su vida: cuando la afición salvó su trabajo.
Adrián terminó contrató en 1999, después de arribar al club en 1997.
Con los goles como su mejor carta de presentación al final de temporada y después de marcar dos dianas en el último partido del torneo, la gente empezó a corear su nombre como clara señal de solicitud de renovación.
Un directivo de Saprissa en aquel entonces, Bernardo Méndez, tiene presente lo sucedido.
“Adrián terminó contrato y nosotros no pasábamos un buen momento económico. El costo era alto, pero él era un jugador importante y carismático, la gente pidió su renovación y nosotros nos sentamos con él para ver a qué acuerdo llegábamos y lo logramos”, mencionó.
“La gente me apoyó mucho, justo esa noche coroné con dos goles y pase de gol, yo tenía una relación muy especial con los morados, porque uno siempre respondía en la cancha. Ellos fueron los que hicieron que yo me quedara un año más”, declaró con voz entrecortada.
No obstante, ampliar su vínculo con los tibaseños un año después representó un dolor de cabeza para el sudamericano, pues el equipo entró en la crisis financiera más fuerte de su historia y que lo tuvo al borde de la quiebra.
Esto lo hizo buscar nuevos horizontes.
Mahía afirma que se fue del equipo morado sin desearlo, e insiste en que dejó de cobrar un dinero que le adeudan hasta el día de hoy.
“Me hubiera gustado terminar la carrera en Saprissa, son cosas que al final no dependen de uno. En la época que yo estuve lamentablemente se pasaba por problemas económicos, es más, se querían desligar de mí... Al punto que hubo una deuda importante que ellos nunca me pagaron. Esa es una parte ingrata del fútbol que muchos no saben, porque al tener tanto cariño de la gente y ser un jugador que entregué todo, pues no fui correspondido por la dirigencia del Saprissa, es la triste realidad”, enfatizó.
Pese a lo sucedido, asegura que no guarda ningún rencor.
“Tengo millones de defectos, pero no soy una persona rencorosa. Sí te digo que me hubiera gustado que valoraran la situación mía y dijeran: ‘mirá, se le debe tanto a Mahía, cómo hacemos para remediar eso'. En fin, ellos estaban en crisis, es gente de poca palabra, pero ya como es pasado pues ahí queda, el fútbol te da cosas lindas, pero también hay cosas tan feas como esas", agregó.
El futbolista disputó 98 partidos en el torneo nacional, en el que hizo 47 goles. También aportó 15 anotaciones a nivel internacional, para un total de 62 celebraciones como jugador tibaseño.
Su salida no fue como la soñó, pero el destino lo llevó a El Salvador, en donde firmó con Alianza. Luego tuvo un paso por el fútbol de su país con el club Juventud Unida de San Luis, en el que terminó su carrera a los 33 años, en 2002.
Hoy, a sus 52 años, disfruta de ver partidos, ya que casi no practica el fútbol de manera recreativa. La mayoría de sus días los pasa entre su familia y la pesca de mosca, una modalidad en la que se utiliza un señuelo artificial.
“El fútbol me encanta, me encanta verlo, pero juego poco porque estoy con unos 'kilitos’ de más. Ahora paso mucho tiempo con los seres queridos, estoy en contacto con la naturaleza porque mi trabajo es ser guía de pesca con mosca, me gusta enseñar a los niños, llevo gente a pescar, hago lo que me gusta", describió.
El exjugador visitó Costa Rica hace ocho años, pero con el único objetivo de vacacionar; desde entonces se entera de lo que sucede en tierras nacionales a través de las redes sociales.
El cañonero disfrutó y celebró la participación de Óscar Machillo Ramírez en Rusia 2018, también se enorgullece al saber que Wálter Centeno comanda el barco del Saprissa.
“Me puso contento, al punto que me comuniqué con Alejandro Larrea (asistente de Ramírez). Me encantó verlo en Rusia, hablé varias veces con ellos. La verdad fue lindo mirarlo por televisión. Uno se pone orgulloso de saber que tus compañeros continúan triunfando”, expresó, cuando se le consultó por el Macho.
También tiene un criterio sobre el actual estratega saprissista.
“Paté es un emblema del fútbol tico, porque consiguió anotar en la Champions. A él siempre le caracterizó el buen toque , uno como técnico debe morir con lo que le gusta. Debe morir con lo suyo, es una persona que trabaja. Le deseo lo mejor, pudo perder el clásico por goleada, pero sé que ya está deseando la revancha, es un gran tipo", agregó.
¿Cómo ser un depredador del área? Apodado como ‘Bam Bam’ durante su época en Costa Rica, Mahía se caracterizó por su facilidad para abombar las redes. El delantero aprovechó para aconsejar a los artilleros ticos.
“Yo tenía el talento y las características, pero también era perseverante. Era el primero en llegar y el último en irme. Yo siempre pensaba en mejorar, por supuesto que me ayudó tener condiciones, como un buen juego aéreo y buen salto, pero eso lo aprendí de chico porque hacía gimnasia deportiva de niño", explicó.
“El fútbol es trabajo, constancia y buena alimentación. Yo era un tipo de delantero que no era talentoso, lo mío era que me asistieran, entonces yo esperaba en el área, la metía y ya. Eestaba en un equipo que jugaba como de memoria. Daba un paso y Paté sabía dónde debía ponerla, igual era con el Machillo y con Larrea... Nos conocíamos a la perfección, eso es vital", finalizó.
Colaboró el comunicador Guillermo Arrieta.
Estadísticas: Gerardo Coto Cover.
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