¿Se desmorona la autoridad de Rodolfo Villalobos en la Fedefútbol? Para unos es un hecho. Para él, eso quisieran sus opositores, justo en el año en que la Fedefútbol debe elegir presidente.
Villalobos, jerarca de la Federación desde hace ocho años, se ha visto envuelto, sobre todo en los últimos meses, en una oleada de cuestionamientos que van desde una denuncia por maltrato de una funcionaria administrativa de la Federación hasta una queja por haber recibido un reloj de $1.500 y una denuncia en tribunales por una supuesta relación de hace muchos años con una árbitra.
También ha sido censurado y limitado en su radio de acción por los propios compañeros del Comité Ejecutivo, y se ha visto impotente ante las decisiones que se filtran en la prensa tan pronto se toman. Eso le mortifica, le molesta.
En entrevista con La Nación, el propio Villalobos asegura que el fallido fogueo de la Selección en Irak (previo al Mundial de Qatar 2022) lo tuvo en la mira de sus detractores. Asegura que hasta circuló un borrador de un documento que pedía una suspensión de tres meses para él.
“Andaban buscando firmas. Borraron la suspensión, porque se dieron cuenta que era una torta”, afirma. El siguiente plan, según dice, fue citarlo a rendir cuentas cuanto antes ante la Asamblea de la Fedefútbol y no cuando lo hizo. “Como para darme el golpe de decir: ‘No, no, usted viene ya a dar explicaciones’. Pero no lo consiguieron tampoco”, sostiene.
No fue el frustrado fogueo en Irak sino la denuncia de maltrato de una administrativa de la Fedefútbol la que limitó los poderes de Villalobos, censurado por sus propios compañeros del Comité Ejecutivo y llamado a quedarse al margen de lo administrativo, donde hoy manda el secretario general, Gustavo Araya.
- ¿Se ha desmoronado la autoridad de Rodolfo Villalobos?
- Yo más bien creo que los movimientos son para sacar a la autoridad de la Federación.
- ¿Cómo tomó que le delimitaran el terreno?
- El tema se politizó completamente. Hay cosas que no están bien, pero yo no voy a entrar en detalle. Voy a respetar. Y créanme que ese acuerdo me ha generado una gran tranquilidad porque ahora soy el presidente. ¿Saben cuál es el problema? A mí me gusta que las cosas se hagan. Yo no soy de los que dejo que las cosas se caigan; si yo la puedo ir a juntar, aunque sea el presidente, yo lo hago, para que la operación camine.
“Por mi experiencia y por mi conocimiento, decidía muchas cosas (...). Yo sigo creyendo que es imposible desligar la administración de la presidencia”.
“Ese es un acuerdo para ponerlo en un curso de Administración de Empresas de las cosas que uno no debe hacer”.
- Antes, los funcionarios quizás no se animaban a denunciar al presidente. Tal vez se contenían. ¿Lo que pasó les quita un freno?
- Se abre un portillo peligrosísimo. Y más en un lugar donde en la parte política hay un sector que le encanta meterse, hablar con los empleados y meter el juego político dentro de la administración. Eso ha sucedido siempre, pero hoy está. Digamos que ese evento sí hace que se envalentonen (los opositores). Yo creo que sí, pero el respeto yo no lo he perdido en la operación.
“El respeto de la gente que ha llegado a hablar conmigo, yo lo sigo teniendo, porque nadie me va a quitar los 16 años en la Federación. Nadie me va a quitar el compromiso que yo tengo con la operación, lo que he hecho, lo que he trabajado. Eso va a provocar que en la administración puedan pasar otras cosas que solo Dios lo sabrá y el Comité Ejecutivo asumirá la responsabilidad por lo que se decidió”.
‘Saquen sus conclusiones’
A punto de culminar su segundo periodo como máximo jerarca del balompié tico y sin lanzar una señal concreta sobre si buscará reelegirse en agosto por cuatro años más, Rodolfo Villalobos atribuye las críticas en su contra a ataques políticos más que a su desempeño en el cargo.
Como si ensayara una gambeta para eludir el tema, por un lado Villalobos asegura que no ve su nombre en una nueva contienda electoral, pero de inmediato sugiere la posibilidad de convertirse en un candidato de consenso, a pesar de que le sobra oposición. “Saquen sus conclusiones”, sugiere.
No obstante, el jerarca lanza una advertencia en caso de que finalmente se abra un pulso por el cargo. “Hoy te dicen (los supuestos integrantes del bando opositor): ‘Ya tenemos 20 votos (de los 32 posibles)’. Los votos se tienen el 27 de agosto”, recuerda Villalobos.
En todo caso, lo cierto es que con disputa electoral o sin ella, a Rodolfo Villalobos lo quieren sacar de la Fedefútbol. Y él lo sabe.
“Hay un grupo que no quiere que yo continúe, pero como les dije: Es una decisión primero mía, si yo quiero o no. No lo he decidido. Pero, claramente, hay una oposición política que ha creído, por ejemplo, que la severa llamada de atención (luego de la denuncia de la funcionaria) es un golpe político para mí”.
“Para mí, un golpe político o perder autoridad o credibilidad hubiese sido que en la Asamblea no me aprobaran los presupuestos, que no me aprobaran la liquidación, que después de las explicaciones y el video que proyecté (sobre el fallido fogueo en Irak antes del Mundial) mi credibilidad hubiera quedado golpeada.
“Eso sí me habría impactado. Pero para mí, lo que pasó el 27 de enero (en la Asamblea donde se analizó lo de Irak) fue más bien un respaldo”, asegura.
- Usted nos habla de presupuestos o informes aprobados. Nosotros le estamos hablando de que ya no tiene el apoyo del 2015 cuando llegó a la presidencia por consenso. Hoy se le filtran las informaciones del Comité Ejecutivo, le buscan esto, le encuentran lo otro, lo denuncian...
- Lo que creo es que hay una oposición que está saliendo con todo, aunque no hay campaña, pero salió con todo y ya me han dicho: ‘Anuncie que no va (por la reelección)’. Me han mandado mensajes de “no escarbe o le va a ir peor”.
Alto al fuego
Para Villalobos, una federación con dos Copas del Mundo organizadas (Sub-17 Femenina en 2014 y Sub-20 Femenina en 2022), con un Proyecto Gol valorado en $21 millones, certificada ISO 9001, con un control financiero de alta calidad y con buena reputación ante Concacaf y FIFA, no debería “seguirse desgastando como en el pasado” con una disputa política.
“Es que ese tema de los ataques, de volarle las piernas a alguien, de cortarle la cabeza (...), ya esa época deberíamos de haberla pasado. Pero bueno; pareciera que a algunos les sigue gustando el tema”, señala.
-Critica la política, después de que gracias a esa misma política se mantuvo como presidente de la Fedefútbol. Después de haber llegado a la Concacaf y a FIFA, ¿no le parece muy conveniente decirlo ahora?
-Yo no critico el tema político. Negociaciones, siempre se van a dar. Yo no considero que haya hecho algo incorrecto (...). Es que todo eso se puede dar; pueden hacerse alianzas, si el interés en la institución prevalece. El problema es cuando los intereses se vuelven particulares y usted llega amarrado a tener que cumplir cosas.
“Ahí es donde yo hablo del consenso (para ser presidente). Porque si usted llega en consenso puede ser que se diga: bueno, van a ser tantos puestos en el Comité Ejecutivo para tal liga y para la Liga Ascenso tantos. Pero es un tema de consenso, donde todo el grupo va a trabajar en función de la institución.
“Después de la experiencia de haberme enfrentado a Orlando Moreira y a Jorge Hidalgo, dos balas pesadas, dos dirigentes nacionales con mucha trayectoria, yo creo que el fútbol de Costa Rica ya debe tener la madurez de entender que el consenso es mejor que una batalla campal electoral.
“La operación no puede volver a sufrir un proceso electoral. En el año de elecciones, la administración colapsa”.
Votos al mejor postor
Su referencia a las alianzas hace inevitable recordar la propia reelección de Villalobos, en el 2019, una disputa que parecía tener perdida ante Jorge Hidalgo, hasta que los siete votos de la Liga de Ascenso, supuestamente alineados con el bando contrario, fueron a parar a sus arcas.
Aún hoy no está claro cuándo y cómo se inclinó la balanza. Villalobos insiste en que siempre estuvieron con él, pero un día antes de la elección, en la misma Fedefútbol no eran pocos los que daban por hecho lo contrario.
Lo cierto es que el presidente logró reelegirse, gracias al apoyo de la Liga de Ascenso, que terminó con cinco de las diez plazas disponibles en el Comité Ejecutivo, una más que la Primera División (4). En tanto, las Ligas que no apoyaron la reelección (Fútbol Playa, Fútbol Sala y LINAFA) no tienen representantes en la gran mesa.
- De todas formas, las componendas son evidentes en la Federación.
-Tiene que haber mucha madurez y la Federación no puede seguir en esto. No es posible que algunas ligas se queden por fuera. Aunque yo a todas las ligas les he tendido la mano, incluso a las que no me apoyaron. Pero todas deben tener representación. Y la representación mayor tiene que ser de Unafut (Primera División).
“Quedó demostrado que un presidente de la Fedefútbol sin el apoyo de Unafut es muy difícil que pueda sacar el fútbol de Costa Rica adelante. Quedó demostrado con lo de Qatar (para clasificar al Mundial se tuvo que detener el campeonato nacional). Un presidente que no tenga el apoyo de Unafut, no logra eso. Y la Unafut es la que pone los jugadores, es la que invierte el dinero... y eso las demás ligas lo saben”.
- Pero usted recurrió a la Liga de Ascenso para ganar.
Es que necesitamos de todos. En el 2019, la Liga de Ascenso inclinaba la balanza; hoy podría ser Linafa.
“Y yo tengo un problema: Eduardo Li en su gobierno tenía 15 votos trabajando para él en la Federación (se requieren 16 para ganar las elecciones). Trabajaba Fello (Rafael Vargas, presidente de la Liga de Fútbol Sala, con dos votos), trabajaba Román (Juan Carlos Román, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Aficionado, con 5 votos) y trabajaba Sergio (Sergio Hidalgo, presidente de la Liga de Ascenso, con 7 votos). Sumen. Hoy ninguno de los tres trabaja para la Federación.
-¿Y podrían regresar si usted necesita de sus votos?
-No, me voy primero, me voy primero. Usted en política puede negociar cosas, pero yo no negocio principios ni valores. Tengo que ser consecuente en lo que he dicho y en lo que he hecho. No voy a entrar en ese juego, porque llegar a una presidencia condicionado es sumamente complicado porque ya ahí no serían los intereses de la Federación.
-Pero usted ganó la última elección condicionado.
-No. Y le voy a poner el mejor ejemplo: quienes ustedes dicen que me pusieron a mí (la Liga de Ascenso) son mi oposición hoy. ¿Pregúntese por qué? Porque no he llegado a ser complaciente, porque no he llegado a cumplir cosas que quieren, que yo no estoy de acuerdo.
- O tal vez ya eran su oposición y usted tuvo que concederles cinco puestos de los diez restantes puestos en el Comité Ejecutivo.
- Bueno, yo no, el grupo de nosotros les dio un puesto más (para alcanzar cinco); pero cuatro ya los tenían del otro lado también (con el bando de Jorge Hidalgo).
Todo es su culpa
Rodolfo Villalobos asegura no haber tenido en toda su gestión ni un par de meses fáciles, mucho menos en los meses recientes cuando él sostiene que lo quieren culpar de todo. “No han sido ocho años de fáciles”, expresa. Tantas críticas alcanzarían, comenta, para elaborar unas letanías que él mismo detalló:
“Si el jugador de la Sub-17 falla un penal es culpa de Rodolfo Villalobos. Si el portero falló, si el técnico alineó mal, si la Femenina no juega bien, si el árbitro en un partido en San Carlos no pita un penal, si hay un chat de árbitros, si la Comisión no funciona, si hay un choque fuera del Proyecto Gol... Es culpa mía también”.
¿Recuerda cómo tituló La Nación cuando usted llegó a la presidencia de la Fedefutbol? -le preguntamos a Villalobos, sucesor de hombres que llegaron a la Federación precedidos del éxito empresarial y al parecer con una fuerte posición socio económica, al estilo de Eduardo Li y Hermes Navarro, por citar los jerarcas inmediatos.
¿Recuerda cómo tituló La Nación? La pregunta aún genera una ligera sonrisa que denota satisfacción en el jerarca de la Fedefútbol. Incluso, ha confesado, tiene aquel reportaje enmarcado en la pared: “El hombre sin dinero que llegó a la Federación”, responde Villalobos.
- A partir de la Fedefútbol su situación ecónomica cambió...
- Yo sigo sin dinero. Yo tengo que trabajar también. Si yo dejo trabajar, me como los ahorros y en el tiempo estoy listo.
- Digamos que son otros los ahorros. Su nivel de vida no es el mismo. Y nos habla de que han sido ocho años desgastantes en lo emocional para usted y su familia. ¿Mantener ese nivel de vida lo hace aferrarse a la Federación?
- No, no. Este es el cierre que más me gusta, con esta pregunta. Yo creo que no es pecado aspirar a crecer donde uno está y, además, yo en el 2017 tomé la decisión de dejar mi trabajo (como ingeniero civil). Porque yo sentía que me necesitaba más el fútbol y porque me apasiona. Es la única razón.