La imagen del efusivo abrazo entre Jonathan McDonald y Esteban Alvarado en la gramilla del Estadio Ricardo Saprissa no pasó desapercibida para quienes siguieron pegados a la transmisión televisiva una vez que terminó el primer partido de la gran final entre Herediano y Saprissa.
Esas tomas de FUTV no fueron vistas por quienes cambiaron de canal o apagaron la televisión con el pitazo, o por quienes fueron al estadio y ya iban saliendo de la Cueva, tras la victoria florense por 1 a 0 en Tibás.
Pero la escena era muy llamativa, dejando la impresión de que había todo un trasfondo, una historia o algún pacto entre Jonathan McDonald y Esteban Alvarado.
Se dio una vez que Herediano ganó el primer partido de la gran final del Apertura 2021, de visita, contra un Saprissa que en semifinales sorprendió a los florenses, extendiendo el torneo a la gran final.
Fue un abrazo que parecía no acabarse, de una amistad que se construyó desde que los dos jugadores hacían sus primeras armas y de eso es testigo el técnico Giovanni Alfaro, quien los incluyó a ambos en la lista final para ir al Mundial Sub-20 de Canadá en 2007.
“La verdad es que era un grupo muy unido, todo ese equipo era muy comprometido con los objetivos del grupo, era una relación muy fuerte, muy de amigos en la cancha y fuera de la cancha, al punto de que sigue esa amistad entre Jonathan McDonald y Esteban Alvarado”, destacó Giovanni Alfaro, el hombre que dirigió a esa Selección Juvenil en la cita planetaria de hace 14 años.
Al pensarlo un poco más, Alfaro dice que esa imagen refleja que lo importante es que perdura la semilla que se sembró en esa selección menor.
“Era un grupo que tenía muchos valores, había mucho respeto, mucha solidaridad, mucho compromiso y son valores que quedan para siempre, sobre todo cuando se adquieren desde jóvenes y nosotros nos preocupábamos mucho para que esas cosas no solo los ayudara en la carrera deportiva, sino como personas y ese abrazo que usted me comenta refleja un poco todo ese tipo de cosas”, apuntó el entrenador.
Inclusive, recuerda que aunque la gente pierde la perspectiva, el fútbol no se basa en peleas, sino más bien en unir a las personas por una misma pasión alrededor de un balón.
“No podemos olvidar que hay una frase por ahí que dice que el fútbol es para hacer amigos”, destacó Giovanni Alfaro.
Don Jasper McDonald, padre del atacante, recuerda que en aquellos tiempos Esteban Alvarado era uno de los arqueros suplentes de Alfonso Quesada, en un grupo donde estaban otros futbolistas como Celso Borges, Pablo Herrera y Giancarlo González.
Fue una cita mundialista juvenil en la que Mac anotó contra Austria y en la que la Sub-20 no avanzó a la otra ronda por diferencia de goles.
“Ellos son bastante amigos por ese tema de la Sele y normalmente eso marca a los jugadores mucho, principalmente en ligas menores”, manifestó don Jasper.
Jonathan McDonald y Esteban Alvarado se conocen tan bien que la distancia no fue ningún impedimento para que se mantuviera la confianza entre ambos. Cuando el fútbol los reencontró, primero en Alajuelense y ahora en Herediano, se seguían considerando los buenos amigos que siempre han sido.
De esos a los que se les atiende el teléfono en las buenas y en las malas, aunque quizás no se quiera hablar con nadie.
Quizás sea por eso que cuando se especulaba que se había dado un conflicto entre ellos, a los dos les causaba risa, porque de verdad se definen como ‘compitas’.
Herediano salió a ganar en la cancha del Saprissa y lo consiguió. Para eso, cada uno de los integrantes del Team tenía su rol, en ese camino al título en el que dieron un paso importante.
En el caso de los protagonistas del gran abrazo no era la excepción. A Esteban Alvarado le tocaba custodiar todo atrás, bajo los tres palos.
Viene de una lesión que lo tuvo bastante tiempo afuera, pero reapareció en las instancias que más le gustan y ha sido una garantía para Herediano.
Mientras que Jonathan McDonald en ataque estaba comprometido en hacer todo lo posible por dar guerra y, si no anotaba, ejercería ese trabajo de desgaste total que le correspondía.
Ambos, desde sus respectivas posiciones cumplieron y al toparse, en medio de un momento alegre por la victoria, los dos sabían que habían hecho lo suyo en ese partido.
Se conocen tanto que no necesitaban palabras. En ese instante los dos se decían todo lo que se querían expresar, a través de un abrazo efusivo entre dos amigos que parecía que no se iba a acabar.
Hoy están unidos en una misma misión, los dos quieren ser campeones nacionales este domingo con Herediano. Para eso, después del abrazo, continúan concentrados, seguros de que falta el partido más importante.