Adonis Pineda es hoy un jugador más maduro, no es aquel joven que vivió un martirio cuando en diciembre del 2019 cometió un error en la final, que la afición de Alajuelense le cobró porque le permitió a Herediano llevar el duelo a penales y convertirse en monarca.
Sin embargo, aquel juvenil de 22 años tiene el crédito de no rendirse pese a las críticas, ofensas y malos momentos que pasó. Enfrentar la adversidad le permitió a Pineda volver a disfrutar del fútbol.
El arquero, ahora en Sporting F.C., dio una entrevista a La Nación en la que explicó cómo pese a las adversidades de ese yerro y las lesiones, sigue enfocado en conseguir las metas que ya le llegaron en el pasado, como ser figura del torneo nacional y hasta vestir la camiseta de la Selección Nacional.
Hoy el guardavallas tiene 25 años y recuerda todos los días cuando salió de su natal Hojancha para triunfar; esa es una de sus grandes motivaciones.
-¿Todavía está afectado por lesiones?
-Por el momento estoy en recuperación de una lesión que tuve a inicio de campeonato ante Grecia, a los nueve minutos de ese juego tuve un desgarro en la zona del recto femoral que es el que me tiene ahorita fuera de los entrenamientos. Me faltan dos semanas todavía de proceso.
-En los últimos tiempos usted ha enfrentado muchas lesiones... Sin una mentalidad fuerte cualquiera se cae.
-Vieras que creo que las lesiones o circunstancias negativas me han ayudado a entender muchas cosas no solo para el fútbol, sino para la vida. He aprendido a entender los procesos, durante todo este tiempo he aprendido a tener resiliencia y enfrentar las cosas de la mejor forma, porque probablemente antes hubiera tirado la toalla.
-¿Lo pensó?
-Hubo momentos de estrés que lo pensé, lo analicé pero hubo personas en mi vida que se acercaron y me motivaron a seguir; esas personas me han sostenido. Hoy por hoy seguiré luchando.
-¿Cómo ha afrontado las pruebas que ha tenido, que incluso le arrebataron la titularidad de Sporting?
-Fueron golpes muy duros y empezar un torneo y estar en esto que uno se lesiona y que vuelve no es bonito. Uno se cuestiona qué está haciendo mal, qué está pasando, pero las personas que me acompañan, me aconsejan. He buscado personas por fuera para que me ayuden con mi recuperación y he tenido que sacar de mi bolsillo para buscar terapias diferentes, son cosas que no se ven y que a nivel futbolístico pasan, pero si uno se lesiona y vuelve esa lesión hay que hacer inversión para corregir lo que se esté haciendo mal.
LEA MÁS: Un ángel evitó que la revelación del Saprissa cayera al ‘infierno’
-¿Su arranque de carrera fue más complejo de lo que esperaba?
-No, yo siento que la presión va a estar siempre, no siento que hubiera sido diferente si hubiera sido en otro club (diferente a Alajuelense). La presión de un club grande la pone la afición, hay clubes pequeños que tal vez no tienen mucha afición, pero la presión se la pone uno como jugador por ganar cosas, querer clasificar.
-¿Qué tanta paz le ha dado estar en Sporting?
-Mucha, creo que ha sido un cambio bueno, el club desde el día uno me recibió con muchas expectativas. Le tengo mucho aprecio por lo que me ha pasado acá, me siento cómodo para desarrollar mi fútbol. En una oportunidad más adelante quiero devolver ese cariño y ese valor que me han dado.
-¿Era necesario salir de Alajuelense y respirar otros aires?
-A veces los cambios son buenos, en Alajuela era feliz, Alajuela es un club que aprecio mucho, que me vio crecer desde ligas menores y hasta Primera, tengo muchos amigos, pero a veces es bueno tomar aires para retomar lo que uno es. Ha sido muy bueno irme a Sporting para entender muchas cosas.
-¿Cuáles?
-He entendido el valor, el compartir con personas, con compañeros diferentes, fueron 10 años en Alajuela y siempre rodeado de la misma gente. Si hubiera seguido en Alajuela habría estado bien porque es el club que me vio crecer, pero Sporting me enseñó a tener resiliencia, a luchar siempre a nivel personal, a que las cosas no son como parece.
-Para nadie es un secreto que a usted lo afectó mucho la final contra Herediano con Alajuelense, pero no se rindió pese a todas las críticas y lo adverso que enfrentó.
-Le voy a ser sincero, uno sí siente feo, porque yo me vine de Guanacaste con ilusión de estar en un equipo grande. Estuve en el Mundial Sub-20, estuve en Liga de Naciones con Keylor Navas, luego estuve en Alajuelense con 22 años y me tocó enfrentar una final nacional ante Herediano con 20.000 personas en las gradas, luego las cosas terminan como terminaron y fue un golpe muy duro.
Pero, creo que ese golpe me ayudó a crecer como persona y como futbolista y que las cosas que uno pierde es por algo, yo sé que Dios me va a recompensar y tal vez ese no era mi momento para tener esa estrella; al final lo afronté de buena forma. Al inicio me estresaba mucho, la presión era muchísima, pero mi familia y mi novia actual me apoyaron demasiado y me aconsejaron mucho. Ella me hizo buscar ayudar y me hizo entender que si no se dio es porque algo grande viene.
LEA MÁS: Herediano debe resistir las amenazas y la lucha por el descenso arde
-¿Eso ya es tema superado? ¿Fue difícil una experiencia así a la edad que le tocó vivirla?
-Mi mentalidad después de esa final es diferente, probablemente con mi mentalidad de antes me hubiera retirado en otro momento, pero mi mentalidad creció. Ahora me ponen y no se me ve con miedo de jugar, he demostrado que yo puedo.
Ahora las lesiones me han atacado un poco, pero por lo demás disfruto muchísimo de jugar y eso antes no lo hacía por esa presión de ganar. Se me olvidaba disfrutar, hay una responsabilidad grande más en un club como Alajuela, pero ahora disfruto y dejo que los minutos pasen y es como si estuviera jugando en Guanacaste con mis amigos. Dios me ha ayudado mucho.
-Imagino que le pican los pies por volver a jugar, más con Sporting que está peleando arriba...
-Imagínate cómo estoy, llevo casi seis semanas fuera de las canchas. Para mí es duro porque siempre me gusta estar ahí compitiendo con mis compañeros, ha sido mucho estrés por verlos desde la gradería, uno como futbolista ve a los compañeros correr y esforzarse. Ahora que me falta tan poco se me va a hacer eterno el tiempo, pero estoy contento.