Cornetas sonando, gente en vehículos pitando, un aroma a carne asada; calles, aceras y todo Liberia teñido de amarillo y negro. Ese fue el ambiente que se vivió en la Cuidad Blanca desde antes que iniciara la gran final en el Miguel Lito Pérez.
Cerca de siete mil aficionados liberianos acudieron al llamado que realizó la Junta Directiva del Municipal Liberia para presentarse en el parque central Mario Cañas Ruíz, donde se colocó una pantalla gigante.
El primer tiempo se vivió con un poco de estrés, sin embargo el apoyo a los muchachos fue incondicional por parte de los aficionados coyoteros, pero cuando dio inicio el segundo tiempo y a los pocos minutos el referí pitó un penal a favor de Puntarenas F.C, la afición cruzo los dedos para evitar que los tiburones anotaran.
Minutos más tarde, cuando Douglas Forvis Espinoza atajó disparo, los pamperos hicieron vibrar la ciudad con gritos, aplausos y muchos elogios para el guardameta, quien les daba a los 10 jugadores restantes en el terreno de juego la confianza suficiente para plantarse firme hacia el equipo naranja.
Con muchos "uuuyyyy" y reclamos contra el arbitraje, siguieron pasando los minutos y el apoyo a los jugadores de la localidad. Cayó el gol de Liberia y la euforia era casi incontrolable debido a que la primera categoría estaba más cerca.
Mientras tanto, el padre Eithel Masís, párroco de la iglesia central de la Ciudad Blanca, animaba a la afición para que no dejara de apoyar, aún cuando se dio el tanto de los porteños.
Masís, quien tiene seis años como líder de la iglesia y originario de Tilarán, empezó a subir, minutos antes del final, una bandera en el campanario de la iglesia con la leyenda "Liberia, Campeón".
Con baile, comparza y cimarronas los coyotes esperaron por más de seis horas y media a los jugadores de Liberia, ondeando banderas por cada rincón del parque y conforme se acercaba la llegada del equipo a las tierras pamperas, más aficionados se acercaban a festejar este gran triunfo del fútbol guanacasteco.
A las 3:45 de la mañana ingresaron los protagonistas del triunfo a la explanada del parque central, montados en una carroza, saludando a la afición y mostrando a los miles de fieles la copa.
Una vez que los jugadores llegaron, fueron llamados uno por uno y comentaron lo orgullosos que se sentían de pertenecer a su pueblo, por lo que la afición se identificó y aplaudió el esfuerzo de cada uno de los protagonistas.
Una vez que terminó el protocolo de bienvenida, los jugadores y "el profe" Orlando de León se tomaron fotografías con los aficionados, quienes deseaban inmortalizar un día histórico para Liberia.