Nada mejor que un traspié para derivar beneficios. Más allá del lamento por la pérdida del invicto de la Selección Nacional, y de que esta derrota por 2 a 1 haya acaecido, precisamente, a manos de Panamá (peor hubiera sido que nos venciera Honduras), las conclusiones que extraerá Paulo César Wanchope, nuestro timonel, serán oro puro, si él las sabe utilizar, por supuesto.
A raíz del resultado adverso, en las redes sociales se detecta el escozor de la inmediatez, los lamentos interminables, como si un fogueo normal como ese nos condenara al retroceso y a los tiempos de las cavernas en nuestro fútbol.
Hay que tener calma. Lo que procede es el análisis serio y a fondo de lo que ocurrió. Lo bueno, lo malo, lo que se debe atender. ¡Cuidado con Lemark Hernández! Si lo vamos a condenar por el desconcierto tricolor inicial, estaremos procediendo erróneamente. Para él fue un difícil debut, pero no por ello hay que descartarlo de futuras convocatorias.
El limonense, además de Elías Aguilar, es de las gratas apariciones en nuestro fútbol desde hace mucho tiempo.
La buena actuación de Esteban Alvarado es otro de los factores a considerar. A pesar de las anotaciones, el muchacho impidió dos o tres más. Derrochó agilidad y experiencia. Podemos estar tranquilos en lo que se refiere a los guardametas de la Selección Nacional. Hay, como mínimo, cuatro de primer orden: Keylor Navas, Esteban Alvarado, Patrick Pemberton y Daniel Cambronero, además de otros guardavallas que destacan en la Primera División.
¿Y el estratega? Paulo César tiene presencia, cultura deportiva, conocimiento y buen verbo. Que siga así, con la madurez que evidenció en sus declaraciones después del partido. Volviendo al juego, nos motivó el afán de Bryan Ruiz en el segundo tiempo, su habilidad, con y sin la pelota, el pase maestro del capitán a Marco Ureña en la acción que propició el penal.
En fin, sin ignorar que nos vimos mal en muchos tramos del encuentro, lo cierto es que el último pitazo nos sorprendió instalados en el territorio defensivo panameño y, lo más importante, afanosos en pos de un empate urgente que estuvimos cerca de lograr. Esto apenas comienza, esperemos con sensatez.