Celso Borges sonrió y se abrazó con fuerza con Carlos Mora; Andrés Carevic lo gritó hasta que sus venas parecían salirse de su cuerpo, mientras Kevin Chamorro regañaba con fuerza a sus zagueros y en el banquillo Luis Paradela y Mariano Torres miraban fijamente con seriedad la gramilla.
Alajuelense goleó 3 a 0 al Saprissa, consiguió poner la serie muy a su favor y si el Monstruo quisiera campeonizar el próximo domingo, deberá hacer un juego perfecto o que la Liga tenga una noche para el olvido.
Los manudos dieron un paso fuerte rumbo a la Gran Final y renovaron la ilusión de su afición. Una victoria convincente ante el archirrival siempre renueva aires, alimenta los sueños y es disfrutada a lo grande; eso hicieron Alajuelense y su afición en el Morera.
El partido de Saprissa fue para el olvido, porque David Guzmán salió expulsado en el primer tiempo por una agresión a Aarón Suárez; al final esa acción pesó muchísimo e inclinó la balanza para que los manudos castigaran sin piedad.
En el momento que Guzmán dejó el campo, Alex López comenzó a jugar con comodidad, Celso Borges se preocupó por jugar y no tanto por recuperar y las coberturas en las bandas tibaseñas empezaron a ser un problema para la defensiva saprissista.
Guzmán era el hombre que dobleteaba a Carlos Mora y Jossimar Alcócer, también el que anulaba la visión de Celso y las subidas de Alex. Sin él los manudos supieron sacar ventaja.
Carlos Mora empezó a hacer su espectáculo por derecha e hizo sufrir a los zagueros, al punto que Vladimir Quesada incluyó a Ricardo Blanco para intentar anularlo, pero al final el movimiento no funcionó. La ausencia de un hombre provocó que Quesada buscara cuidar su cero atrás; por esto llegaron temprano desde el banco Jaylon Hadden y Gerald Taylor, pero parece que la lectura de Vladimir fue errónea.
La S se vio desordenada en la marca y pudo recibir un gol más. El único que buscó apretar fue Youstin Salas, quien físicamente sufrió los últimos 10 minutos.
Mientras en el campo dominaba Alajuelense y Alex López celebraba el segundo gol (un gran remate al 59), en el banquillo Christian Bolaños movía sus pies con intensidad de un lado para el otro, como quien está deseoso de ingresar al campo.
Saprissa luego de recibir el primer tanto (autogol de Pablo Arboine al 56) se olvidó de atacar por completo y ese fue el mensaje que también mandó su banco. Vladimir Quesada nunca buscó alejar la pelota de su marco.
Ya con el 2 a 0 en contra, la fiesta fue completamente rojinegra. Carlos Mora siguió comiéndose la banda, Celso Borges sacó su traje de mariscal y la Liga empezó a encimar. Desde la banda Carevic insistía en que anotaran todos los que pudieran. Llegó el tercero y las caras largas en el Monstruo fueron notorias.
Fue un tiro de esquina cobrado por Celso Borges que envió a las redes Carlos Mora de cabeza (83).
Alajuelense presionó al Saprissa, lo puso contra las cuerdas y lo tiene obligado a una noche histórica en la Cueva si quiere ser campeón nacional en esta primera oportunidad que le da el campeonato. Los manudos golearon a los morados contra cualquier pronóstico y mandaron un claro mensaje.
La Liga ahora con un planteamiento inteligente comenzará con tres goles a favor y tendrá una bonita prueba para sus hombres de experiencia de cómo evitar que el ímpetu del loca, con su gente, no le haga daño en los primeros 15 minutos de ese encuentro, momento clave para evitar que el ritmo crezca.
El León atacó y mordió... Huele a Gran Final.
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