Alexandre Guimaraes aceptó la propuesta de Liga Deportiva Alajuelense y es a partir de este momento el sucesor de Andrés Carevic en el banquillo rojinegro. Siempre fue la primera opción, es el elegido y su currículo habla por sí solo. Su contrato en primera instancia es hasta diciembre de 2024. Para este nuevo proceso, estará acompañado del auxiliar técnico Juliano Silveira y el preparador físico Martinho Do Prado, ambos de nacionalidad brasileña, pero tendrá un asistente más: Bryan Ruiz González.
Es un técnico de perfil top, respetado y con recorrido. De experiencia, estudioso y capacitado para la misión que le espera, para luchar desde este momento con la tarea inmediata de lograr que la Liga reaccione y pronto regresen tanto su fútbol como sus goles.
Guimaraes toma al equipo a mitad del camino, pero con margen de maniobra para buscar la mejora, con el firme propósito de ir primero por la clasificación y después optar por el título. Después de 12 partidos disputados, Alajuelense se encuentra en la tercera casilla del Clausura 2024 con 21 puntos, diez unidades por debajo del líder, Herediano.
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Al llevarle el pulso al torneo, el mismo Guima sabe al igual que todos los liguistas que una vez adentro, cualquier cosa puede pasar en esas instancias finales.
Es bien conocido que ese formato de campeonato nacional no siempre premia al equipo más regular, sino al que entra a esa etapa con mayor fuerza, habilidad o astucia.
¿Quién quita y haya algo más? Antes de poner manos a la obra en lo que será el regreso de Guima al campeonato nacional, la Liga tiene un juego pendiente este jueves 14 de marzo en el Estadio Alejandro Morera Soto contra New England Revolution, en la Copa de Campeones de Concacaf.
No es sencillo, porque Alajuelense acarrea una desventaja de 4-0, pero en el fútbol no hay imposibles. Y si el León no lograra lo que sería una hazaña, es importante ver la reacción y la actitud del grupo ante la llegada de un nuevo entrenador.
Eso significa que ese partido que algunos consideran un trámite en una serie perdida, en realidad no lo es. El hombre que asume la Liga no tiene una varita mágica, pero es un juego que encierra muchas cosas.
Alexandre Guimaraes sabe cómo ganar, porque tiene títulos importantes y destacados en su hoja de vida como entrenador. Logró el bicampeonato con Saprissa en las temporadas 1997-98 y 1998-99. Dirigió a la Selección de Costa Rica en los mundiales de Corea y Japón 2002, así como Alemania 2006.
Fue campeón en Asia con Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos en 2010 y festejó el título en el exigente fútbol de Colombia con América de Cali en 2019.
El fichaje de Alexandre Guimaraes
La Liga no se movió en busca de un nuevo técnico cuando Andrés Carevic tenía contrato vigente con el club.
Alineado en esa misma dirección, el propio Guima tampoco es de los entrenadores que son capaces de entablar contactos, mucho menos negociaciones, con un equipo que no tenga vacante la plaza de director técnico.
Hoy no es de los que le haría eso a un colega. A estas alturas de su vida, para él eso es un requisito indispensable sin excepción.
Porque existen formas, códigos que en esta ocasión se respetaron y dan una muestra de que el señorío aún existe en el fútbol.
Alexandre Guimaraes toma la brasa de un equipo sumido en una crisis, con la afición manuda furiosa, cansada de ver cómo otros celebran y se burlan a costillas de la Liga. Una feligresía rojinegra que simplemente exige títulos de campeón nacional.
Él llega y se topa un cuadro tendido en la lona después de la debacle en Estados Unidos, un golpe a la moral que se evidenció en Nicoya; pero que debe parar.
Alajuelense requiere de esa fuerza para ponerse de pie de nuevo y en posición de guardia. Una Liga que necesita retomar la confianza perdida y seguir.
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La situación es crítica y pareciera que no cualquiera se animaría a tomar esa responsabilidad de buenas a primeras. En el caso de Alexandre Guimaraes, el reto más bien lo sedujo.
Así que levantó la mano para asumir el gran desafío que trae implícito Alajuelense. Después de poner todo en orden y con buena letra, Guima tomó el plumón para estampar su firma en un contrato que lo une a la Liga. Eso era lo que estaba pendiente para que el club procediera con el anuncio oficial.
El cambio inminente
No había conversaciones adelantadas de ningún tipo. Aunque el fútbol siempre es muy cambiante y tener currículos a la mano nunca está de más, en el cuadro rojinegro nunca presupuestaron nada de lo que pasó en las últimas semanas.
Empezando porque si en diciembre pasado decidieron renovar por seis meses a Andrés Carevic, era con la convicción de que terminara ese periodo, sin dimensionar que el ciclo más bien se había acabado una vez que consiguió dos de los tres títulos que el argentino disputó en ese semestre con Alajuelense.
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La decisión de continuar se volvió una bomba de tiempo, que se le salió de las manos a todos. En la Liga cayeron en cuenta de eso cuando detectaron que partido a partido era un examen.
Cada paso en falso detonaba un alboroto, un ambiente de tensión asfixiante y presión total, acompañado de los gritos de ‘Fuera Carevic’.
Las cosas no pintaban bien, pero no faltaba quien tuviera la esperanza de que todo mejoraría. Además, dentro de la dirigencia había quienes pensaban que si Carevic había clasificado a Alajuelense a la Copa de Campeones de Concacaf, él tenía que dirigir al equipo ahí.
Justo en Estados Unidos fue donde su continuidad se volvió insostenible. Cada gol marcado por New England Revolution fue lo que detonó su salida.
Con esa dura derrota en Boston por 4-0, la decisión estaba tomada. La Liga regresó a territorio nacional y tres horas después, ese jueves 7 de marzo a las 11 p. m., Alajuelense dio a conocer la destitución del argentino.
Así empezó todo
Tras horas bastante complicadas, fue en la mañana del día siguiente cuando la dirigencia rojinegra puso manos a la obra. Decidieron comenzar por definir lo que harían, lo que querían y a quién pretenderían.
Cuando empezó a circular la versión de que Alexandre Guimaraes le había dicho que no a Alajuelense, La Nación sabe que para entonces no se había dado ningún acercamiento entre las partes. Lo mismo aplica para el rumor esparcido de que sí llegaba, pero a partir del próximo torneo. Nada de eso existió.
La realidad es que Andrés Carevic fue cesado el jueves anterior en horas de la noche y la primera reunión con Guima fue el viernes por la tarde.
Desde ese momento, siempre se habló de que tomara el equipo de inmediato. Ninguna de las partes mencionó la posibilidad de que fuese desde junio.
Alajuelense necesitaba entrenador y el técnico se encontraba como agente libre. Los astros se alinearon y una vez establecido el contacto, las negociaciones no resultaron complejas. Dicho de otra manera, fueron sencillas.
Alexandre Guimaraes era el elegido y todo estaba acordado. Lo único que faltaba era que él estampara su firma en el contrato. Y no fue que no lo hacía porque no quería, o porque quisiera algo más de lo conversado.
La demora fue porque había que hacer las revisiones respectivas del documento y se estaba a la espera de que el representante del técnico llegara al país para proceder con la rúbrica. Así fue el paso a paso del fichaje de Alexandre Guimaraes con Alajuelense.
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