¿Cómo inició el problema con Alexandre Guimaraes?
Vieras que yo no lo sé; tal vez alguna medio discusión que había tenido mi papá con Alexandre. Después de eso, la verdad es que la actitud siempre fue así.
¿Cuándo se dio esa discusión?
Fue como en 1996
¿Por qué se dio?
Es una historia..., a ver. Cuando yo estaba con el mariachi (Hermanos Calderón), tenía 16 años y me ascendieron a Primera. Guimaraes era el gerente deportivo del Saprissa; en aquel entonces no era tan importante como ahorita.
Entonces fuimos a tocar un viernes y lo vimos. Nos pidió reunión un lunes. Ahí le comentó a mi papá que yo tenía que dejar el mariachi. Él le dijo que claro que sí, que tenía toda la razón, pero que si por lo menos me podían dar los viáticos porque nosotros vivíamos del mariachi para poder ir a entrenar. Entonces él (Guimaraes) en ese momento le dijo que no era posible; que más bien yo era privilegiado por estar en Primera División.
Mi papá le dijo que estaba bien, pero se fue a hablar con Enrique Artiñano, que era el presidente, y don Enrique nos dio un contrato que en ese entonces era el mejor contrato de todos los que éramos más jóvenes. Por ahí Guimaraes se molestó, pero para mí eso no era para llevarlo toda la vida.
¿Terminó siendo Guimaraes el culpable de su retiro?
Pues..., a ver. Nadie es culpable de nada, pero a veces sí hay cosas que son determinantes. Digamos que sí fue determinante porque yo venía entrenando y me sentía cansado mentalmente por las cosas y las humillaciones que él hacía. Entonces llegué a cansarme.
¿Cómo sobrellevó el día a día cuando estuvo con Guimaraes?
Era bastante incómodo. Muchas veces me despertaba sin ganas de ir a entrenar, no por el entrenamiento en sí, sino porque tenía que soportar cosas.
¿El que Guimaraes dijera que usted tenía sobrepeso fue lo que más le molestó?
Sí me molestó porque obviamente lo hizo con mala intención. Había compañeros más jóvenes que yo y más gordos; obviamente yo no iba a decir eso.
¿Si el futbol los volviera a poner a la par, usted podría trabajar con Guimaraes en el futuro?
No, no podría. Primero porque técnicamente a mí no me convence. De muchos años para acá que ha estado tropezando y yo entendí que futbolísticamente no pensamos igual. Segundo y más importante, como ser humano no comparto muchísimas cosas.
En un momento se especuló que Hernán Medford lo mandó al banquillo por problemas de faldas. ¿Es cierto eso?
Sí, se dijeron muchas cosas. La verdad es que salió el rumor de que yo había andado con la mujer de Hernán, pero él y yo lo hablamos de frente. Le dije primero que yo no voy a hacer eso. Segundo, si hiciera eso sería la última mujer en el planeta con la que lo haría. Él era el técnico; era algo muy absurdo.
¿Pero siente que eso le afectó para que lo enviara al banco?
Pues eso habría que preguntárselo a Hernán. Yo obviamente me molesté cuando él me dejó en banca porque sentía que estaba en buen nivel. Yo le dije que no me parecía, pero tenía que aceptarlo.