No es nuevo el cariño entre Amado Guevara y el Deportivo Saprissa. Tan solo fue una temporada juntos, pero el Lobo dejó huella en el club y la afición, tanto así, que 17 años después recibió un obsequio por parte de la institución.
La S aprovechó la presencia en el país de un miembro de la Concacaf y amigo de Guevara, quien se encargó de llevarle la camiseta del equipo hasta Miami, donde reside actualmente.
El lunes los morados publicaron una foto y un video en sus redes sociales en las que se ve al exfutbolista con la camisa puesta; la reacción de los seguidores confirmó el cariño de casi dos décadas.
En apenas pocos segundos el Lobo evidenció su alegría por el regalo, el cual, comentó después a La Nación, fue inesperado.
“Para mí fue de esas sorpresas agradables que uno no espera, fue de mucha alegría recibir ese obsequio por parte del club, del presidente que fue parte de esas personas que me mandaron la camisa y de mi amigo Carlos Herrera, el que me trajo el obsequio, un honor, un privilegio tener la camisa del equipo”.
¿Pero por qué tanta felicidad por el detalle?
Hay una razón en particular: es la primera camiseta que tiene después de salir del equipo, en 2003.
“Por eso me alegró tanto y me sorprendió. Yo comentaba que cuando juega el equipo y me toca apoyarlos me pongo de las que yo usé, imagínese, de las viejitas, ahora voy a tener una de las nuevas para apoyar al equipo”, comentó.
Aún conserva ese uniforme, tanto la morada como la versión en color blanco. En 2016 quiso comprar el tercer uniforme, la que lleva el nombre de los jugadores que en algún momento pasaron por el equipo.
“He visto algunas que han sacado, quise mandar a pedir la negra con los nombres de nosotros, una edición limitada que hicieron, pero no pude alcanzar a tenerla. Ahora me sorprenden con este regalo y la verdad muy contento”, insistió.
Después del Motagua como el club de sus amores, Saprissa representa su segundo equipo. Cuando le consulto cuál lugar ocupa en su corazón empieza expresándose con un “ufff”.
“Es un sentimiento bien especial, a mí la gente de Saprissa me inculcó eso, de tenerle cariño a la camisa del equipo y la institución”.
Aunque apenas estuvo una temporada (2002-2003), él considera que el respeto y el trabajo fueron parte de los valores para acrecentar la buena relación con los tibaseños.
Todavía hoy continúa siendo aficionado, pero no lo dice solo por decirlo. Sigue el campeonato nacional, tanto en las etapas regulares como en las finales. Tanto así, que observó y sufrió el último clásico, con derrota 3-2 en el Ricardo Saprissa.
“La locura que se vivió en ese último partido, la verdad es que todavía no entiendo cómo fuimos a perder ese juego, pero así es el fútbol. En general el fútbol de Costa Rica lo sigo, a la Selección y todo, porque me gusta y quedó el cariño, así como la de Honduras sigo la de Costa Rica”.
También mantiene comunicación con varios de sus excompañeros. Entre suspiros que traen recuerdos, mencionó a algunos de ellos.
“Desde el primer día jugadores y personas en general se encargaron de hacerme sentir en casa, me dieron la confianza, inclusive mantenemos la amistad con muchos de ellos, Erick Lonis, Porritas, Víctor Cordero, los Drummond, ¡qué generación! Douglitas Sequeira, adelante teníamos a Saborío, a Christian Bolaños; fue una selección prácticamente la que teníamos... muy bien, muchas anécdotas y con el staff técnico también, con todos ellos, fue un bonito tiempo, por eso fue muy especial ese paso en Saprissa”.
Actualmente el Lobo es parte del grupo de estudio técnico de Concacaf, encargados de hacer análisis de diferentes selecciones de la región, desde Sub-17 hasta las mayores.
Su deseo es volver a dirigir, incluso sueña con volver al Saprissa, pero mientras tanto permanece en Estados Unidos.
“Ahorita tengo una prioridad, nosotros somos residentes americanos y ya estamos en el tiempo de hacernos ciudadanos, ya en diciembre cumplimos el tiempo, después de ahí podemos salir del país y volver a dirigir. Dentro de las metas que me propongo es eso, dirigir ahí en Costa Rica”, concluyó.