Marianela Araya está convocada para la Copa Mundial Femenina de la FIFA Costa Rica 2022, que será del 10 al 28 de agosto.
La silbatera de 33 años recibió la noticia de que FIFA la nombró como árbitra central para la cita planetaria que se jugará en el Estadio Nacional y en el Estadio Alejandro Morera Soto.
Esta será su tercera oportunidad de portar el gafete FIFA en torneos internacionales femeninos. La primera Copa del Mundo en que estuvo presente fue en el Mundial Femenino Sub-17 disputado en nuestro país durante el 2014; la segunda fue en el Mundial Femenino Sub-20 en el 2016, en Papúa Nueva Guinea.
Y ella sabe que esta nueva experiencia será un paso más para su propósito de acudir el próximo año al Mundial Mayor Femenino en Australia y Nueva Zelanda.
¿Cómo vivió el momento en el que le dieron a conocer el nombramiento?
Sumamente feliz, cuando recibí la noticia estaba en mi lugar de trabajo y por ende tenía mi teléfono en silencio. Cuando vi los mensajes, sumamente contenta, alegre porque ha sido mucho trabajo, mucho esfuerzo. Recordar lo difícil que ha sido de superar los obstáculos, de ir poquito a poquito avanzando.
Se me vinieron las lágrimas de felicidad, pero yo decía no puedo llorar porque mis estudiantes me están viendo, cómo voy a llorar aquí, estaba dando clases de Contabilidad en el colegio.
Les pedí un momentito para poder salir unos minutos y yo llamando a mi papá, porque él siempre ha sido un pilar en mi carrera de arbitraje y lo llamé para decirle que gracias a Dios se me había dado la oportunidad de asistir al Mundial Sub-20 y a toda mi familia, que ha sido fundamental.
A Allan Brown, que ha sido mi preparador y que siempre ha confiado en mí y siempre está apoyándome y dándome consejos, estoy sumamente feliz, esa es la palabra.
¿Qué significa para usted arbitrar en un Mundial que será en Costa Rica?
La verdad es que siento maripositas en mi estómago de imaginarme que lleven a mi hijo (de dos años) al estadio y que él diga: ‘Mamá, mamá'... Porque cuando él ve los partidos o ve una cancha de fútbol dice: ‘Partido mamá, partido’. Saber que mi hijo va a estar ahí, que estar con mi familia, con mis amigos, los que han creído en mí, los que han estado apoyándome me da escalofríos y mariposas en mi estómago por la alegría.
¿Cómo ha sido ese recorrido para llegar a ser réferi en un Mundial Sub-20 femenino?
La verdad ha sido de muchos años. Son muchos años de estar en esta carrera y luego de mi embarazo yo decía que tal vez las posibilidades eran mínimas, porque el Mundial era en 2020 y venía recuperándome de mi embarazo y pensaba que no iba a lograrlo.
Se vino lo de la pandemia, lo movieron de año y dije voy con todo, voy a luchar, a esforzarme más para llegar a esta meta. Gracias a Dios soy candidata para el Mundial Mayor que va a ser el otro año en Australia y Nueva Zelanda.
Es muy difícil la competencia internacionalmente, hay que estar entrenando, reportando, cumpliendo con las exigencias máximas que solicita FIFA y ha sido de mucho trabajo, de mucho sacrificio.
¿Cómo ha sido la experiencia de manejar diferentes facetas, como madre, como árbitra y como educadora?
Es una combinación un poco difícil, realmente ser madre es un trabajo extremadamente agotador, pero que te llena de felicidad. Mi bebé ha sido un pilar, un esfuerzo que yo antes no sabía que yo tenía, pero gracias a él y a todo lo que una madre sufre en todo el proceso, digo: ‘Yo puedo’.
Si pude traer a un niño a esta tierra, puedo con los entrenamientos, puedo con el trabajo, puedo con muchas cosas. Entonces, realmente ha sido una combinación de mucho esfuerzo y sacrificio, de no rendirse, porque en muchas ocasiones cuando salí del embarazo pensaba: cómo voy a entrenar, cómo voy a correr, cómo voy a ganar una prueba física.
Yo decía que no lo iba a lograr, si pasaba cansada todo el día. Quería dormir, es lo único que uno desea. Pero con el pasar del tiempo, la situación va mejorando. Gracias a Dios lo pude acomodar y trabajar, porque soy profesora.
Doy clases de Contabilidad en un colegio técnico y entonces es muy demandante también. Y bueno, un hijo, que yo creo que las personas que están rodeadas de niños saben lo complicado que es tener un bebé y cuidarlo.
Entre los requisitos de FIFA está el haber sido réferi en partidos de Primera División masculina y femenina. ¿Cómo fue esa experiencia?
A nivel FIFA gracias a Dios he estado en otros mundiales también. Estuve en 2014, que ese era mi primer año con gafete FIFA y tuve la grata bendición de inaugurar mi gafete en un Mundial. Luego estuve en el Mundial Sub-20 en Papúa Nueva Guinea y ahora este próximo Mundial que se me da la oportunidad.
Dirigir a estos niveles es sorprendente, el nivel futbolístico es increíble, la disciplina, las exigencias físicas y mentales. Entonces, es exigir, exigir y trabajar día a día. Uno no puede dormirse.
¿Este Mundial Sub-20 puede ser una puerta que se abre para proyectarse como una oportunidad para ser árbitra en el Mundial Mayor de Australia y Nueva Zelanda en 2023?
Tengo bastante tiempo de estar trabajando porque mi sueño es estar en un Mundial Mayor, representar al país y decir que las mujeres sí podemos y que una árbitra tica esté en un Mundial Mayor, por supuesto.
Como le digo, estoy en mi casa, con apoyo, y quiero cumplir para poder ganarme ese puesto para el Mundial Mayor del próximo año.
¿Qué mensaje le da a las árbitras y a los árbitros, al ser nombrada para este Mundial Sub-20 y tener la posibilidad de llegar a un Mundial Mayor Femenino?
Mi mensaje es que cualquier disciplina, en cualquier trabajo, en cualquier ámbito, para lograr los objetivos hay que trabajar, definitivamente hay que trabajar. Nada llega como un regalito, de tome, se lo ganó. A todos los árbitros y las árbitras les digo que trabajen, madruguen, si hay que entrenar bajo lluvia se hace, en calor también.
El cansancio pasa, después hay tiempo para descansar. No es sacrificio, porque es lo que nos apasiona, lo que nos gusta y entonces tiene su recompensa. Por supuesto, poner en manos de Dios todo lo que uno haga para cumplir esas metas.