Luis Diego Arnáez salió tan disgustado con el rendimiento de su equipo en el segundo tiempo, que hasta admitió que no merecían conseguir el segundo gol.
Según el ejercicio de autocrítica del técnico porteño, sus pupilos cometieron en la complementaria todos los errores posibles: perdían la pelota, no hacían tres pases seguidos, no ganaban los rebotes y quedaban siempre en desventaja en el uno contra uno.
“Eso ocurrió durante todo el segundo tiempo, desde el inicio. Teníamos siete jugadores defendiendo dentro del área, pero ninguno iba cuando había un rebote y eso le permitía a Saprissa armarse de nuevo”, comentó luego de disculparse por la fragilidad de su voz, uno de los efectos de gritar sin pausa durante más de 90 minutos.
Arnáez, no obstante, rechazó que hayan sido permisivos con Allan Alemán. “En los últimos dos goles hubo una salida rápida de cinco jugadores de Saprissa, y a como la pelota le cayó a Alemán le pudo haber caído a otro”, consideró.
El capitán Roberto Wong también salió con cara de circunstancia y ofreció brevemente su versión de lo ocurrido. “Cometimos errores de marca, aunque no creo que nos hayamos confiado cuando íbamos ganando 2-0”.
Lesión. Greivin Portuguez soportó los últimos minutos del juego con una fractura múltiple en el rostro, que ocurrió luego de un choque con el defensor saprissista Jervis Drummond.
“Él abrió los codos al saltar, pero no hubo mala intención. Luego del partido llegó a ofrecer disculpas y a preguntar cómo estaba”, relató el zaguero porteño antes de ser trasladado al hospital CIMA para una valoración profunda.
Inicialmente, el médico saprissista Willy Gálvez –quien lo atendió en el camerino– indicó que el jugador presentaba fractura del tabique nasal y de otros dos huesos de la cara.