Vivir un clásico ya para ellos es una costumbre más que un evento aislado. Según los datos del estadígrafo Luis Quirós, David Guzmán, volante del Saprissa, ha disputado 50 juegos como morado ante Alajuelense, pero él es el protagonista de una historia que tiene más personajes, quienes deben afrontar semanas particulares cuando llega el duelo que paraliza el fútbol nacional.
La familia Guzmán-Montero está compuesta por David, su esposa Stacy y sus tres hijos: Nikolas, Gianna y Maxi, quienes han tenido que aprender a vivir con la ausencia de su padre, ya que eso es lo que pasa cuando se avecina un clásico. David, por su responsabilidad como deportista, debe centrarse en sí mismo esos seis días previos al cotejo, ya que así lo exige su profesión.
David no deja de ser padre ni esposo; sin embargo, sí cumple sus períodos de descanso al pie de la letra y también prefiere mantener un perfil bajo, además de no exponer a su familia a la opinión pública.
Stacy, en esa semana, toma por completo el liderazgo del hogar y se encarga, junto con su familia, de los pequeños y de lo necesario en casa: si hay que hacer compras o manejar alguna situación específica.
“Tratamos de encontrar un balance en la semana. Él se debe preparar durante esos días, pero nosotros debemos seguir con la vida normal. La escuela sigue, todo lo demás sigue. Tenemos pausas en la rutina y mi mamá y mis hermanos son claves para que yo encuentre apoyo cuando él no está”, reflexionó.
La joven madre no esconde que el trajín no es sencillo, pero ella es consciente de la importancia que tiene para el deportista el descanso activo y el manejo del entrenamiento mental.
“Definitivamente hay que explicarles; ahorita estamos en la etapa de que Maxi entienda por qué no estamos con papá y este tipo de preguntas. Le explicamos que papá necesita descansar, entonces cambia completamente todo, porque hay que darle espacio para que David esté tranquilo.
“Salimos muy poco; yo salgo con los chicos o, si salimos todos, por ejemplo, al supermercado, solo me bajo yo. Cuando David tiene que concentrarse, siempre coordinamos con mi mamá para que me ayude y ella viene y se queda conmigo. La tranquilidad de él es que nosotros estemos bien. Entonces él se va a concentración, pero dejamos todo listo aquí para que él no esté preocupado”, dijo.
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Momentos en la vida de un jugador clave del Saprissa han sido de todos los tipos: buenos, malos, regulares... Stacy confesó que en el pasado costaba mucho manejar la derrota en casa; no obstante, la madurez de los años los ha hecho entender que, aunque es difícil, sí se pueden separar las emociones y volver al lugar seguro: la casa, en un ambiente tranquilo.
“Yo soy muy ecuánime, sobre todo porque entendí que mi comportamiento termina influyendo en mis hijos. Ya les enseñamos que, en este ambiente, hay que bloquear ciertos comentarios, no repetirlos y no prestarles atención”, reflexionó.
David Guzmán, líder del Saprissa, cuando escucha el pitazo final de un clásico, sabe que lo primero que debe hacer al dejar el camerino morado es acercarse a su vehículo en el parqueo del Ricardo Saprissa y empezar a cambiar a sus pequeños, junto a su esposa, porque es hora de la pijama. El futbolista no deja de ser papá, esposo ni persona.