Los días pasan y don Mauricio Suárez cree que está soñando, pero muy rápido cae en cuenta de que lo que pasó sí es real.
Su teléfono no deja de sonar. Aún recibe felicitaciones de sus amigos por lo sucedido el domingo pasado en el clásico 329 del fútbol costarricense y entre risas dice que La Nación lo hizo famoso.
Lo más representativo para él fue el quinto gol que Alajuelense le hizo a Saprissa en Tibás, un tanto con la autoría de su hijo menor, Aarón.
El mediocampista de 18 años le había dicho a su progenitor que estaba en la convocatoria de Andrés Carevic y que sería suplente. Eso le daba algunas probabilidades de jugar.
Aunque a don Mauricio le hubiese gustado estar frente al televisor, tenía que trabajar.
Él labora como conductor en la empresa de autobuses Guadalupe LTDA y La Nación dio a conocer la historia de ese chofer de bus que andaba en carretera mientras se jugaba el clásico. Ese día, a él le tocó brindar el servicio de transporte público en la ruta de Las Heliconias.
Le puso los audífonos a su celular, encendió la radio y le seguía la pista al partido. Se alegró cuando su muchacho relevó a Barlon Sequeira, en el minuto 73.
Don Mauricio conducía y sentía un gran orgullo de saber que su hijo estaba debutando en clásicos.
Poco después la emoción se volvió incontenible.
Ese bus iba con la capacidad máxima permitida y hubo un instante en el que los pasajeros se sorprendieron, porque el chofer se soltó a llorar. Él estaba escuchando la narración de Eduardo Baldares en la transmisión de Columbia y así se percató de que ‘Aaroncito’, como él le dice, acababa de anotar, en el minuto 83 de su primer clásico.
“Cuando escucho la narración de que va Aarón, va, va, va, yo iba manejando y en ese momento me volví loco. La gente ni se imaginaba que yo era el papá de uno de los muchachos que estaban jugando y que acababa de anotar en su primer clásico. Me embargó tanta emoción de todo, de ver que todo valió la pena”, expresó don Mauricio.
Apenas pudo, le mandó un audio a su muchacho, con la voz totalmente entrecortada y con mucho sentimiento.
Esto es lo que le dijo en esa grabación espontánea: “Papi, nunca me imaginé tanta emoción... (silencio)... Estoy llorando como un carajillo (sollozo)... Que Dios me lo guarde y me lo cubra siempre. Usted no sabe cómo me siento. Estoy llorando ahorita de pura felicidad y estoy manejando. Siga así, oyó. Siga así mijo, siga así. Jamás pensé que en su primer clásico iba a pasar todo esto. Que Dios me lo siga bendiciendo. Sabe qué... Lloro a cántaros. De verdad mijo, que Dios me lo acompañe”.
Pero no es lo mismo leerlo que escucharlo...
Y don Mauricio nos dio la autorización para que usted escuche ese mensaje que le envió en un audio de WhatsApp a su hijo menor.
Al consultarle si podíamos publicar esa grabación dijo que sí, que él no tenía ningún problema en que la gente lo escuche porque “es un sentimiento muy real”.
Pero que daba su aprobación bajo una condición, porque quería transmitirle un consejo a los papás.
“En el caminar pasan muchas cosas y cuesta mucho. El consejo es que muchos de estos muchachos tienen mucho talento y se han perdido tal vez por falta de apoyo, porque tal vez han tenido la oportunidad, pero en este mundo del fútbol y de los deportes, por la situación económica cuesta mucho cumplir los objetivos, pero si la mamá o el papá se enfocan en apoyar a ojos cerrados al muchacho, en disciplina y orientarlo en que es de mucho trabajo van a llegar a obtener este fruto”, expresó don Mauricio.
Recordó que él siempre le ha dicho a sus hijos Keylor, Byron y Aarón que hay dos caminos, el bueno y el malo y que ellos son los encargados de tomar la decisión.
“Uno como padre siempre espera que elijan lo bueno, pero en lo bueno del camino solo con esfuerzo y trabajo se puede cumplir y todo esfuerzo tiene recompensa. Esta es la recompensa que hoy Dios me está dando y me está bendiciendo, no solo por Aarón, sino por Keylor y Byron, porque son muchachos por los que me esforcé, que tuvieran una buena vida, con base en disciplina y trabajo”, citó.
Y agregó: “De una u otra manera he estado ahí apoyándolos y ese esfuerzo se ve recompensado al final. No todos llegan, a veces no llegan o no cumplen sus sueños por falta de apoyo de las personas más allegadas. Ojalá que quienes escuchen el audio y estén pasando por esta situación, que no dejen de apoyar a los hijos. En el caso mío no vivo con ellos, pero siempre he estado con ellos y hoy por hoy todo ese trabajo y ese sacrificio se ha visto recompensado. Para que los muchachos cumplan los sueños hay que apoyarlos en todo”.
Don Mauricio sigue manejando el bus y no se cansa de escuchar la narración de ese gol de su muchacho; mientras que Aarón continúa haciendo su mejor esfuerzo en la cancha con la Liga.
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